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El escenario era el Preolímpico de Mar del Plata, y los galácticos de la Generación Dorada se habían juntado por última vez en el seleccionado nacional. Nocioni, Ginóbili, Delfino, Scola y compañía eran compañeros y también amigos, en las concentraciones se divertían juntos y la pasaban muy bien. Era un tiempo para relajarse, hacer bromas y jugar en un equipo en el que se entendían de memoria.

Dentro del rectángulo de juego ya lo habían conseguido todo, pero fuera de él seguían riéndose y mofándose como si tuvieran 12 años. Así lo demostraron durante una conferencia de prensa luego del partido contra Panamá. Andrés Nocioni y Julio Lamas estaban atendiendo a los periodistas y había un silencio de misa. Pero todo cambió cuando una canción invadió el salón. Resulta que Carlos Delfino y Federico Kammerichs habían abierto la puerta del lugar para que todos puedan escuchar su múscia. 

Al ritmo de "la música suena bastante bien", la letra de Vilma Palma revolucionó el lugar y muchos la entonaban como si estuvieran en un concierto. El Chapu no aguantó la situación y en plena conferencia también empezó a reírse con sus compañeros de toda la vida, como si fueran adolescentes a la salida del colegio. 

Finalmente, las risas de los jugadores contagiaron a todos y cada uno de los periodistas de la sala, quienes se unieron a ellos en una especie de concierto que quedará para siempre guardado en el imaginario colectivo de quienes tuvieron la fortuna de haber vivido una de las situaciones que mas marcó a la Generación Dorada. Porque eran un grupo que no sólo demostraba lo mejor en la cancha, sino también afuera. Se divertían, la pasaban bien. Eso es lo que quedará hasta el final, más allá de los títulos, los honores y consagraciones.

Ignacio Miranda/ [email protected]
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