Mundial 1986

Así se logró la hazaña del 86: la voz de los protagonistas

23:11 13/07/2016 | A 30 años de la proeza, nos metemos de lleno en el triunfo de Argentina sobre Estados Unidos, con la palabra de cinco protagonistas.

El plantel argentino de 1986

Este miércoles se cumplieron 30 años de una de las mayores proezas del básquet argentino: la victoria de la selección ante Estados Unidos, en el Mundial de España 1986, por 74 a 70. A continuación, nos metemos de lleno en aquella historia, con la voz y el análisis de los protagonistas.

 

La previa

"Antes del partido, el cuerpo téncico nos dijo que de diez oportunidades para ganarle a Estados Unidos, íbamos a tener una", cuenta el Negro Romano. "Y que teníamos que cumplir a rajatabla desde lo táctico y que no podíamos equivocarnos en perder pelotas o tomar malos tiros. Todos los jugadores estábamos altamente concentrados y deseosos por el triunfo. Ese 10 a 1 nos convenció, sentíamos que podía ser nuestra chance". 

"Había un punto bastante importante, que era que nosotros no teníamos la competencia internacional que tienen estas generaciones de ahora", analiza Sergio Aispurúa. "Nosotros teníamos un Sudamericano cada dos años y la posibilidad de un Mundial cada cuatro. Entonces la adaptación en esas competencias para nosotros, era bastante difícil. Superado eso, sentíamos que podíamos competir. En la previa nosotros teníamos la ilusión de poder ganar el juego. El tema era ver si en la cancha podíamos plasmar, eso que interiormente cada uno de nosotros sentía".

Como marca Aispurúa, los jugadores creían que dar el golpe era posible. Sin embargo, se la tenían que creer y para poder hacerlo, fue fundamental la voz del entrenador: el puertorriqueño Flor Meléndez, quien venía de una cultura muy distinta a la de los argentinos, donde a Estados Unidos no se lo veía como un monstruo, sino como al rival a vencer.

"Siempre a los equipos americanos, la gente los respeta mucho", dice Flor. "Y nosotros en Puerto Rico, siempre jugábamos contra ellos de tu a tu. Como teníamos mucho intercambio con ellos, debíamos ser de los que menos los respetábamos. Y por eso yo tenía confianza. El equipo argentino jugaba muy distinto a cómo lo hacíamos en Puerto Rico, porque no tenía muchas pérdidas de balón. No jugaba tan rápido, pero sí más controlado. Eso nos hacía tener una oportunidad contra cualquiera".

 

El plan de juego

De todas maneras, con la confianza que implementaba Flor, no alcanzaba. Había que tener un plan de juego claro y que permitiera achicar las distancias. Y en ese sentido, el boricua también fue fundamental, con ideas muy claras.

"En la previa hubo un scouting muy preciso que nos dio Flor", dice Aispurúa. "Nosotros sabíamos que no podíamos negarles todo y lo que tratamos de hacer fue negarles el juego de poste bajo. Flor acertó en la lectura. Ellos se apoyaban mucho en David Robinson y Charles Smith, además de un perímetro fuerte con el tiro externo de Steve Kerr. Y Kerr estaba con una lesión, entonces más fuertes se hacían en el poste bajo. Sus grandes no eran buenos tiradores de libres. Nosotros tratamos fundamentalmente de doblar el poste bajo, marcando por delante y por atrás, regalando un poquito al grande en la línea de tiro libre, y flotando en el perímetro".

 

El partido

Ya con el plan establecido, era tiempo de salir a la cancha y desde un principio, quedó claro que la idea de Meléndez daba resultados. A medida que pasaron los minutos, Argentina fue tomando confianza y se dio cuenta que la hazaña era posible. Siempre y cuando no se salieran de lo planificado, la victoria estaba al alcance.

"Sabíamos que había que hacer un partido tácticamente perfecto, como para poder tener alguna chance", nos cuenta Sebastián Uranga. "Se jugó a pocas posesiones, eso produjo que los norteamericanos se confundan un poco. Hubo un gran partido de los guardias, que controlaron la situación, sin acumular pérdidas. Llegamos a un final cerrado y ellos estaban un poquito con desesperación, porque habían hecho muchos menos puntos que en otros juegos. Por suerte ahí nos pudimos llevar el triunfo, cuando pocos creían que se podía dar".

"Ese juego lo planificamos cómo lo íbamos a llevar. Sabíamos las debilidades de ellos, especialmente de los hombres grandes que eran malos tiradores de libres", analiza el entrenador. "Y fuimos llevando el juego con una capacidad mental y una calma, minuto a minuto. Por eso fue un score bajito: porque controlamos muy bien el balón. Y los hombres grandes de nosotros, se comportaron al nivel de los que después fueron estrellas en la NBA. Además de la capacidad de llevar el juego de Cortijo, más Romano y Camisassa que hicieron un partido extraordinario en el perímetro. Fue un triunfo en el que todo el mundo jugó como uno le pedía las cosas".

"Lo de Diego Maggi fue muy bueno en la defensa de Robinson", agrega Aispurúa. "Tuvo un buen porcentaje de rebotes defensivos. Camisassa era un alero versátil, porque podía tirar de frente pero también ir al poste bajo. Lo supimos aprovechar y tuvimos un día acertado, desde el juego interno, el tiro libre... el Negro Romano también estuvo bien. Me acuerdo que en un momento tuvo que agarrar el uno Campana, porque Bogues era muy chiquito y nos costaba un poquito subir la bola con Miguel".

"Mostramos talento colectivo, talento individual", dice Romano. "La garra argentina ante los desafíos es enorme. Y sucedió en un partido donde estuvimos casi siempre arriba. Recién nos pegamos un susto sobre el final, porque ganábamos por 8 o 9 puntos y parecía que no terminaba nunca. Entre las ideas estaba mandar a David Robinson a la línea porque no tenía un buen porcentaje, no permitirle a Steve Kerr el tiro de tres. Tuvimos una defensa colectiva, en la que sabíamos todos qué teníamos que hacer y a quién ayudar. Se terminó definiendo con dos tiros libres del Vasco Aispurúa, después de una falta antideportiva de ellos".

"Esos libres me quedaron en la retina", comenta el Vasco. "Nosotros respetábamos enormemente a las selecciones europeas y ni hablar a Estados Unidos. Y cuando nos fuimos acercando a la posibilidad de ganar, empezamos a entender que estábamos en un momento clave. Cuando me hacen la falta, me llené de confianza, porque entendí que si metía los dos tiros libres, sumado a la reposición del lateral, era el partido. Fue algo impensado y cuando vi que entró la bola en el segundo tiro libre, sentí esa necesidad de decir listo, andate a la... sabíamos que teníamos en nuestras manos, algo que a través del tiempo íbamos a valorar".

 

El valor del triunfo

"Nosotros nos preparamos bien, y por eso nos fue bien", dice Esteban Camisassa. "Y cuando uno hace las cosas bien, los resultados son buenos y viceversa, porque también nos ha pasado de hacer las cosas mal, y tener malos resultados. El triunfo contra Estados Unidos por supuesto que fue de lo más importante de mi carrera. En ese momento era solamente comparable a cuando Argentina le gana en el ´50 a Estados Unidos, aunque después la Generación Dorada tuvo logros más grandes".

"Significó algo muy grande para nuestro básquet", agrega Romano. "Fue una tapa de El Gráfico gloriosa. Creo que nos empezamos a animar y los que siguieron nunca más lo vieron como imposible. La última vez había sido en el 50... después de ganar no pudimos dormir a la noche, porque nos sobrepasaba lo que habíamos hecho. Y no habíamos hecho una buena primera fase, clasificando en tiempo suplementario contra Holanda".

"Lo del ´86 fue un triunfo, de un combinado de jóvenes, con jugadores de experiencia", dice Flor. "Donde los experimentados tenían la condición física de los jóvenes y los jóvenes parecían jugadores de una experiencia internacional de años. Por eso es que era un gran grupo, que fue para mi como entrenador, una gran enseñanza. Yo siempre me preguntaba hasta dónde podíamos llegar, porque todos los días las cosas se hacían mejor. Y eso me llenaba de esperanza".

El único sabor amargo, es que Argentina no logró aprovechar esa victoria para tener mejores resultados en el resto del Mundial. A partir de ahí, cayó ante Italia, Grecia y Cuba, finalizando en el 12° lugar.

"Fue un poco un ejemplo de la historia argentina, hasta que llegó la Generación Dorada: podíamos hacer partidos muy importantes, pero no estábamos tan capacitados para hacer torneos completos", reconoce Uranga. "La irregularidad así lo mostraba. De hecho, ahí se nos abre la posibilidad de meternos entre los cuatro mejores, si Yugoslavia le ganaba a Estados Unidos y nosotros a Italia. Era complejo, pero era un mano a mano. Y en la previa de ese partido, Estados Unidos le gana a Yugoslavia, nos saca esa posibilidad y ahí empezó un poco el derrumbre nuestro. No solo perdemos con Italia, sino que seguimos perdiendo por el resto del torneo".

 

Marcando un camino

Si bien pasó más de una década hasta la aparición de la Generación Dorada, aquel triunfo ante Estados Unidos marcó un antes y un después para el básquet nacional: no solo se podía competir contra las potencias mundiales... se les podía ganar.

"Cuando aparece la Generación Dorada, nuestra generación todavía estaba bastante fresca"; dice Romano. "Cuando se va a Portland, por más que perdemos, había una desfachatez respetada. Y cuando aparecen los monstruos de la Generación Dorada, ya hay otro talento, otra competitividad que traen ellos. Pero creo que esto fue uno de los triunfos que abrieron los caminos para lo que vendría después". 

"Yo compartí con la generación del ´70 y conseguimos algo glorioso como clasificar a los Juegos Olímpicos, hasta que los militares nos bajaron", agrega el Negro. "Hubo que remarla desde ahí y lo que pasó en el ´86 fue un puntapié. Después fuimos campeones al año siguiente del Sudamericano. Comenzó otra etapa del básquet".

"Nosotros ya en el ´83, ganamos la Copa William Jones", dice Meléndez. "Y como en todos los equipos en los que entreno, mi idea era hacerles entender que los rivales son iguales que uno. Son humanos. No son súper hombres, no existe eso en el baloncesto. Lo que hay que hacer es jugar un buen basquetból y tener disciplina. Y ese era un equipo bien disciplinado".

 

Juan Estévez / [email protected]
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Federico Toral / [email protected]
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Fuente: 
Videos: Básquet Plus (Partido) / Diego Brunetti (Aispurúa)

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