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La sorpresiva derrota de Boston Celtics ante Orlando Magic en el juego 3 de playoffs dejó secuelas, y una de las más visibles fue la furia de Jaylen Brown. El escolta, quien tuvo una noche frustrante sin anotar puntos, cargó duramente contra los árbitros por no controlar la creciente violencia en el partido. "Puede que se arme una pelea o algo así", dijo Brown. "Está empezando a sentirse como que ya ni siquiera es básquetbol y los árbitros no están controlando el ambiente. Así que es lo que es. Si queremos pelearlo, podemos hacerlo. Podemos pelear para ver quién pasa a la segunda ronda."

Brown no tuvo reparos en señalar lo que consideró un arbitraje parcial y permisivo. "No tengo problema con que el juego sea físico, pero parece que cuando yo uso mi físico, las faltas van en mi contra", lamentó. El escolta sufrió un "silbato duro" durante todo el encuentro, especialmente en el inicio del tercer cuarto, donde dos ofensivas suyas terminaron en faltas que lo condicionaron el resto del partido. "Quizá el próximo juego sea mejor", agregó, con tono desafiante.

Más allá del arbitraje, Boston sufrió varias bajas clave. La ausencia de Jrue Holiday, sumada a las actuaciones discretas de Kristaps Porzingis y la falta de efectividad de Jayson Tatum, desdibujaron a un equipo que había dominado los dos primeros juegos. Brown, quien cometió su quinta falta a 4:07 del final, pasó largos minutos en el banco en el momento más crítico, volviendo a la cancha apenas a 48 segundos del cierre, cuando ya era demasiado tarde. En aportes ofensivos, el MVP de las últimas Finales dejó 19 puntos con 7 de 14 tiros de campo.

Con la serie ahora 2-1 a favor de los Celtics, la tensión crece. La advertencia de Brown no pasó desapercibida y deja en claro que la batalla frente a Orlando será cada vez más física y emocional. Boston deberá recuperar su mejor versión para evitar sorpresas en un duelo que promete seguir subiendo de temperatura.