Análisis: LeBron James, la mamushka humanizada
18:04 30/09/2020 | El de los Lakers se reinventó una vez más. Ocupó desde el inicio de la temporada el puesto de base y está viviendo su propia luna de miel ofensiva.
¿Una mamushka? ¿LeBron James? Quizás se pregunten qué tiene que ver una cuestión con la otra. Su relación va más allá de su sentido literal y su versatilidad es fundamental para comprender ambos sentidos.
El de los Lakers es un artista del todo, capaz de adaptarse a cualquier puesto en la cancha. Conforme avanza el partido, el 23 puede ser alero, base o pivote, sin necesidad de convalecer en el intento. Las mamushkas poseen un rol similar, debido a que en su interior son huecas y allí albergan una nueva muñeca más pequeña, que a su vez engloba a otra y así sucesivamente hasta que no se pueda más.
James, por su parte, evolucionó hacia una nueva posición esta temporada, la de portador de balón. Si bien siempre fue un base vestido de alero, jamás había ocupado esta función a tiempo completo. En la 2019/20, por ejemplo, el 48% del tiempo que está en cancha ocupa ese rol.
Con Davis como anotador primario, LeBron puede dedicarse a lo que siempre quiso: hacer jugar al resto. En estos playoffs es el líder en asistencias por antonomasia del equipo, con una media de 8.9 por partido y un porcentaje de 42.9%.
Sus pases vienen de todas formas y colores. Desde el skip (cruzando la defensa), el bolsillo, de aro a aro o con ambas manos tras un corte, James está alcanzando niveles indispensables en ese apartado, consolidándose como uno de los mejores facilitadores de la actualidad en la NBA.
Además, su juego ofensivo creció en el último juego ante Denver, luego de sufrir por momentos en ataque estacionado. Lo que sí está claro es que el 23 puede hacer mucho daño, sobre todo en transición.
Es el segundo jugador más eficiente del equipo (29.6) y su true-shooting es de 63.7%, una cifra considerablemente buena para la cantidad de lanzamientos que toma por juego. Junto con ello, es el que mayor porcentaje de uso posee (31.1%) y el segundo mejor en victorias compartidas en ataque (1.9), solo por detrás de Anthony Davis.
¿Y en defensa? Lo mismo de siempre. Atención a los detalles y agresividad para cubrir todos los sectores. Si alguien dudaba de su valía atrás, en los últimos emparejamientos contra Jamal Murray dejó reflejado lo que puede aportar, seleccionando los momentos precisos para hacerlo.
26.7 puntos, 10.3 rebotes y 8.9 asistencias en estos playoffs demuestran la calidad de LeBron, que a sus 35 años evolucionó una vez más. Al igual que las mamushkas rusas, el de los Lakers siempre tiene otra versión que ofrecer.
Resta sentarse, disfrutar y, nuevamente, verlo renacer.
Ignacio Miranda/ [email protected]
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