A pocos metros de La Bombonerita, el club atlético Boca Juniors alberga a muchos de sus basquetbolistas juveniles, no solo con el objetivo de formar jugadores, sino también personas. Algunos provienen del Interior, otros del Conurbano e incluso del exterior, son 9 en total con edades que varían entre 16 y 20 años.
A los reclutados se les brindan muchos beneficios que les permite desarrollar la actividad: una alimentación sana y balanceada (especialmente regulado por nutricionistas) alojamiento, vestimenta, contención anímica y psicológica y por sobre todo la educación, siendo esto uno de los requisitos fundamentales para su permanencia en la pensión.
“Los primeros días fueron difíciles” nos dijo Ignacio Berrios Lobos proveniente de Santiago De Chile, “lo único que conocía era La Casa Rosada y el Obelisco y no me ubicaba, pero los otros jugadores reclutados me acogieron muy bien, entonces me sentí como en familia y no siempre estaba pensando que estaba lejos de mí casa”.
En cambio para Agustín Barreiro, de Cañuelas, provincia de Buenos Aires y fanático de Boca nos contó: “llegar acá fue algo muy lindo, muy difícil de explicar, es el día de hoy que cuando pienso que estoy en Boca es una sensación única, la cantidad de recursos que tiene para poder desarrollarte como jugador es impresionante”.
Para Alejo Paoloni, de Totoras, provincia de Santa Fe, fue diferente porque conocía a varios chicos, sin embargo comentó: “Los primeros días se sintieron un poco raros, porque pasé a ir a otra escuela, lejos de mis compañeros y profesores, fue todo nuevo para mí, igual que el hecho de tener lejos a la familia, los primeros días son difíciles pero en la pensión me siento muy cómodo y los otros chicos me recibieron con los brazos abiertos”.
Ismael Amprimo es de la ciudad de Gálvez, además de jugar en su categoría también disputa el campeonato de la Liga de Desarrollo. Luego de varias pruebas, en febrero del 2016 recibió el llamado de Juan Pablo Fernández para que armara el bolso y viajara a Buenos Aires a formar parte del plantel de Boca, Ismael con la sonrisa en la cara no lo dudó y en pocas horas ya estaba en la puerta de La Bombonerita para alojarse en la pensión y empezar con los entrenamientos: “Me sentí siempre cómodo y muy bien atendido tanto sea en la comida como en los demás servicios que te ofrecen”.
Consultado sobre su rutina diaria prosiguió: “Ahora estoy en época de clases, entonces me levanto, tomo el desayuno y voy al colegio ya que estoy cursando quinto año. Cuando salgo de la escuela almuerzo en la pensión, luego tomo un descanso de media hora y a las 14:00hs comienzo con los entrenamientos hasta las 18:00hs. Una vez finalizado el entrenamiento meriendo y me voy a bañar, luego, si tengo que estudiar, voy a la sala de estudio donde tengo profesores particulares para realizar tareas y trabajos prácticos”, y luego aclaró: “Boca como institución te pide que si o si hagas el secundario, si no lo cumplís podes recibir sanciones”.
Juan Cruz Conte Grand asintiendo completó: “Si estoy en Boca y se me ocurre dejar el secundario sé que me echarían, lo mismo que a cualquier otro chico, en Boca es obligatorio terminar el secundario sino no te dejan estar acá”.
Generalmente los chicos hacen la misma rutina y han formado como una gran familia, se levantan, desayunan, van al colegio secundario y el que ya lo terminó está comenzando los primeros pasos en carreras universitarias. Al charlar con ellos nos comentaron que, en sus ratos libres, se juntan a tomar mate, hay veces que van a visitar un shopping, escuchan música, ven alguna serie y hasta realizan torneos jugando a la “Play”.
Los más chicos que están todavía cursando el secundario, tienen como objetivo seguir estudiando además de jugar al básquet. Juan Cruz Conte Grand, nacido en la provincia de Neuquén contó que tiene pensado estudiar Nutrición para relacionarlo con el deporte, mientras que Ignacio Berrios Lobos, que es el de menor edad de los reclutados nos comentó: “Me gustaría estudiar alguna carrera universitaria que relacione a la medicina con el deporte, también me gusta física y química. El básquet no es para toda la vida, por eso quiero seguir una carrera en una facultad”.
Los mayorcitos ya terminaron el secundario y decidieron continuar sus estudios superiores pues pueden compatibilizar los tiempos de los entrenamientos con el estudio.
Santiago Cabaña, de la ciudad de Totoras, opina que: “Es muy importante seguir estudiando. El año pasado terminé el secundario y este año estoy haciendo la carrera de Administración y Gestión Tributaria en la Universidad Siglo 21”, a lo que José Bione agregó: “Yo estudio a distancia la carrera para contador (el cursado lo hago desde mi computadora en los horarios que elijo) y los exámenes son en forma presencial. Normalmente estudio por la mañana cuando no hay ningún entrenamiento a esa hora, y si lo hay, me reparto un poco a la mañana antes de ir a práctica y otro poco a la siesta o después de los entrenamientos de la tarde”.
Finalmente refiriéndose a este tema, Agustín Facello, el base del plantel comentó: “El año pasado terminé la secundaria y ya estoy cursando la carrera de arquitectura en la UBA a la que asisto por la mañana los lunes, jueves y viernes y por la tarde entreno. En los ratos libres hago las cosas de la facultad, descanso y también me junto con mis compañeros".
Agustín Barreiro llegó al club de La Rivera hace un poco más de dos años, dada su experiencia le consultamos que aconsejaría a los chicos que recién llegan, a lo que contestó: “Yo les digo que aprovechen todas las cosas que nos da Boca, porque las cosas que te brinda este club no las van a encontrar en otros lugares, y que si están acá es por algo, que se sientan privilegiados por haber sido elegidos, entonces que disfruten y progresen basquetbolísticamente” y Juan Cruz Germano agregó: “además el hecho de estar lejos de sus familiares ayuda a madurar un montón, se van a hacer más responsables, van a crecer mucho, tanto en lo social como en lo deportivo”.