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Corrían los Juegos Oímpicos de Sydney 2000, ya llegando a la etapa final. De hecho, el 25 de setiembre era el día de los últimos partidos de la fase de grupos, y Estados Unidos se enfrentaba a Francia, una de las principales selecciones del torneo. 

En un momento dado, a los 5 minutos del segundo tiempo, Francia tomó un rebote en defensa, quiso salir rápido y Vince Carter interceptó el pase. Al estar todos a contrapié, le quedó el camino al cesto relativamente libre. Solo había un obstáculo: Frederic Weis, el pivote francés de 2.18 metros. 

Para Carter, que en ese momento tenía apenas 23 años, eso no era un problema. Pegó un brinco infernal, lo pasó por arriba y la volcó con violencia. Impresionante. Para muchos, nos incluimos, la mejor volcada de la historia en el básquet no NBA, por el jugador, por el nivel del torneo y por los equipos involucrados. 

Tal fue el impacto de la volcada que Weis quedó muy afectado y cayó en una depresión tal que le hizo intentar suicidarse en el 2008. En el 2000, su futuro indicaba que terminaría en la NBA, donde lo había drafteado New York Knicks, pero no solo no ocurrió eso, sino que fue en declive hasta retirarse en el 2011. Jugó varios años acb, sobre todo en Bilbao, pero no se destacó. Para el mundo, su nombre es sinónimo de la volcada de Carter. Ninguna otra cosa.