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La economía cada vez complica más la realización de torneos internacionales de selecciones de básquetbol, y el problema daría la sensación de agravarse a futuro a partir del cambio en el sistema de competencia mundial para clasificarse a los mundiales. ¿Por qué? Muy simple. Antes, hacer un torneo de este tipo implicaba una ventaja para conseguir un boleto a un Mundial o a un Juego Olímpico. Hoy, jugándose por ventanas, ¿qué atractivo tiene, por ejemplo, una Copa América?

FIBA buscará mantener este campeonato buscándole justamente la atracción de ser campeón de América, pero se sabe que, salvo con el Eurobasket, el resto de los torneos continentales no tenían peso propio salvo por la importancia de las clasificaciones que otorgaba.

El año que viene será la primera edición de la Copa América y los problemas ya están a la vista. No hay muchos candidatos a organizarla y, por eso, se está pensando en un sistema parecido a los últimos Eurobasket, donde varios países fueron subsedes y luego la fase final se disputó en un solo lugar. 

La diferencia notoria es que en Europa todo está bastante cerca y con buenas comunicaciones aéreas, pero en América las distancias son infinitamente superiores, sobre todo si prospera la idea que más votos tiene de concretarse, que es una organización conjunta entre Argentina y... Panamá. 

Sí, como usted lo lee. Una parte de la clasificación en Argentina (¿Córdoba?), otra en Panamá y una fase final en uno de los dos sitios. La única ventaja es que existen vuelos directos entre Córdoba y Panamá, pero de casi 7 horas de duración, algo que no ocurrió en ningún caso en los últimos Eurobasket. De cualquier manera, la realidad supera a la teoría, siempre, y si no hay dinero para que uno solo lo haga, debe aparecer la imaginación. 

Este campeonato se jugará en agosto del 2017 y Argentina aspira a tener a la mayoría de sus jugadores importantes presente, ya con el nuevo entrenador para el próximo período olímpico. Sería además una forma de entrenarse en lo organizativo, si la CABB quiere dar una primera señal ante la FIBA para su sueño máximo: ser sede del Mundial 2023.