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Hasta hace un tiempo, el juego indicaba que había situaciones muy valiosas para el desarrollo de una jugada o de un partido que no se plasmaban en las planillas. Sin embargo, la NBA intervino para demostrar que ese tipo de acciones podían medirse. Así nacieron las Hustle Stats, estadísticas que valoran la importancia de estos aspectos, amplían el análisis y reivindican a muchos jugadores que, por momentos, quedan fuera del radar. Pero el valor de las Hustles Stats va más allá del reconocimiento a las labores ocultas. Semejante recopilación de datos le permite a entrenadores y cuerpos técnicos estudiar con mayor detalle los sistemas de sus rivales, las tendencias de sus jugadores y el comportamiento de los mismos en situaciones específicas. Es otra demostración de que las estadísticas crudas no son la solución ni la respuesta, pero sí representan una gran ayuda a la hora de entender contextos y trazar caminos. Una explicación de cada rubro a través de sus principales exponentes.

DEFLECTIONS

Robert Covington no ha estado ni entre los cincuenta mejores jugadores de la temporada en lo que a robos de balón respecta. Pero las Hustle Stats demuestran que eso está muy lejos de confirmar que el de Minnesota Timberwolves no es un especialista a la hora de interceptar líneas de pase. En la campaña pasada, promedió 3,7 balones interceptados por partido. Sólo Paul George, el líder de la NBA en robos por juego, ostentó una marca superior. Esa cifra puede encontrarse en el apartado de Deflections, una estadística que refleja las ocasiones en las que un jugador interrumpe pases rivales pero no logra concretar el robo. Son situaciones que antes no se tenían en cuenta, pero que cumplen un rol sustancial en el rendimiento defensivo de un equipo. Interceptar significa cortar ataques. Ese parate se traduce en reajustar marcas y en una defensa más preparada ante un ataque con menos tiempo en el reloj. Esta medición nos permite tanto reconocer a Convignton como reafirmar las capacidades de George.

LOOSE BALLS RECOVERED

Este apartado se compone de situaciones en las que la pelota no tiene un claro dominador y un equipo recupera el control total de la posesión. Están divididas en ofensivas y defensivas, se miden tanto en jugadores como en conjuntos completos y responden a una estadística que apunta, esencialmente, a la capacidad de reacción. ¿Por qué Paul George integró la terna de candidatos al Mejor Jugador Defensivo del Año? Entre otras cosas porque, además de cansarse de interceptar pases, también lideró este rubro estadístico.

Aunque parezca una acción fruto del esfuerzo del momento, lo cierto es que la gran mayoría de los jugadores entrenan para eso. La repetición facilita la mecanización de técnicas que permiten aventajarse en la lucha por el balón y no poner en riesgo el físico. Demasiado trabajo para que no existiera un casillero en la planilla que lo premie.

ASISTENCIAS POR BLOQUEO

Pese a que George y Giannis Antetokounmpo tuvieron grandes rendimientos defensivos a lo largo de la temporada pasada, fue Rudy Gobert quien se quedó con el DPOY por segunda vez consecutiva. Como interior, el francés destaca por sus excelentes cualidades defensivas. Sin embargo, hay un aspecto de su juego que es determinante para el funcionamiento ofensivo de su equipo: Gobert es, desde hace tres años, el jugador que más asistencias por bloqueo o Screen Assists promedia. ¿Qué significa esto? Que, en la campaña anterior, un jugador de Utah Jazz con dominio de la pelota pudo anotar en libertad gracias a una pantalla suya en seis ocasiones por partido. El pívot es, además, quién más puntos generó (1118) a través de esos bloqueos. A pesar de que es una acción vital para casi todos los ataques, muchas veces se queda afuera de los análisis.

TIROS CONTESTADOS

Con ella, se mide la cantidad de veces que un defensor o un equipo en general opone resistencia directa y obstruye los lanzamientos de su rival. La estadística separa los dobles de los triples y nos permite descubrir tanto a quienes destacan por sus actuaciones en las cercanías del aro como a los especialistas del perímetro.

No resulta raro que los líderes de la primera faceta sean Brook Lopez y Gobert. En ellos se centra el sistema defensivo de dos de los tres equipos que menos puntos por partido en el área restringida le han permitido a sus rivales durante la pasada temporada: Milwaukee Bucks (29,6) y Utah Jazz (32,8). Gran parte de esa solidez se la deben a sus pívots.

Por el otro lado, aparecen aquellos que dominan la defensa perimetral. Jugadores altos, de largos brazos y con un excelente movimiento lateral de pies que los hace vitales a la hora de cerrar al tirador rival. Y no, tampoco sorprende que Draymond Green (4,8), Pascal Siakam (4,8) y Jrue Holiday (4,5) emerjan como los máximos exponentes de esa estadística.

FALTAS EN ATAQUE FORZADAS

Saber cómo, cuándo y dónde posicionarse para forzar una falta ofensiva es clave a la hora de defender. Y, en esta campaña, nadie lo ha hecho mejor que Ersan Ilyasova. El turco de Milwaukee Bucks promedió 0.75 por partido. La NBA permite saberlo porque incluyó las faltas en ataque forzadas o Charges Drawn en su repertorio estadístico a partir de la 2016/2017.

En esa campaña, una de las últimas de su carrera, Manu Ginobili (0,14) lideró a San Antonio en este rubro. Lamentablemente, las planillas oficiales no pueden demostrar con números algo que surge como una obviedad: el argentino fue, desde 2002, uno de los principales generadores de faltas ofensivas forzadas que se ha visto en la liga. Una acción que tiene tanta importancia como un robo y que, desde hace cuatro años, ocupa un lugar en los análisis más rigurosos.