¿Por qué enamora esta selección argentina?
19:16 01/12/2018 | Con el correr de los últimos años, se produjo una relación emocional especial entre los jugadores y el público.
Hasta la aparición de la Generación Dorada a fines de los '90, la selección argentina, si bien era obviamente querida por la gente, nunca había logrado una comunión con el público, salvo en las ocasiones de triunfos recordados, como los Panamericanos de 1995. Sin embargo, el cariño, como mucho, quedaba en el entorno de los seguidores del básquetbol. Los resultados, además, por lo general no acompañaban en los torneos grandes.
Desde 1999 para acá, la camada de Ginóbili, Scola, Nocioni y demás, pegó en la gente por varios factores: juventud, entrega, talento, unión, comportamiento y, claro, resultados. La historia fuerte comenzó en Neuquén 2001, siguió en Indianápolis 2002 y se prolongó hasta Río 2016, con el retiro de dos de esos tres líderes: Manu y Chapu.
Ocurrió entonces una situación confusa, por calificarla de alguna manera. Había una gran tristeza general por el fin de un ciclo, pero al mismo tiempo se venía gestando una transición hacia otra camada que tenía un eslabón que las unía: Luis Scola.
De alguna manera, sin poder comprobarlo, pareciera que se está dando una situación emocional en donde se mezclan jóvenes con mucho carisma (Campazzo, puntero cómodo, pero también Laprovittola), juventud+talento (agregar a Deck, Brussino, Vildoza, Garino, etc), con una renovación entusiasta de las expectativas, quizá un poco demoradas por el duelo de los cracks que ya no están.
Y todo eso, potenciado aún más por la presencia de Luis Scola, de alguna manera el estandarte que porta la antorcha del legado de la Generación Dorada. El gran líder. El comandante. El que en algún momento dejará en el resto el testamento tan bien cuidado durante 20 años. La combinación suena excelente, porque encima las dudas mayores, que están en el nivel de juego, de a poco se van disipando.
Hoy Luis Scola reconoció algo que, por pensarlo, quizá nos sonaba exagerado. Para entenderlo, hay que ponerlo en su contexto y evitando una comparación, sino simplemente mirando similitudes. Argentina, en el 2001, tenía jugadores con más logros de los que tiene hoy, pero a nivel selección, aunque arrasó en el Premundial, no sabía dónde estaba parada. Necesitaba un Mundial para enfrentarse a europeos. Las dudas, todas, se las sacó recién en el 2002.
La comparación de equipos es imposible porque aquel grupo tenía varios jugadores por puesto, incluidos internos de primer nivel mundial. Lo parecido, como dijo Scola, es que ahora hay un grupo de jóvenes con la ilusión por las nubes, la confianza cada vez más alta a partir del aterrizaje de varios en Europa, los mismos valores de hermandad y la misma incógnita de no saber del todo dónde están parados.
Para los que somos más veteranos y vivimos la etapa previa a la GD de la Argentina, nos resulta natural que la gente se haya volcado con estos pibes (+Scola). Primero, porque lograron revivir a un público que no sabía donde se iría cuando los Manu, Chapu y demás dejaran de jugar. Los resultados a nivel mundial puede que no se den, pero hay dos cosas fundamentales: el camino es el correcto y, además, se está disfrutando el recorrido.
Fabián García / [email protected]
En Twitter: @basquetplus
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