Luego de la dura pero previsible derrota ante Estados Unidos, las chicas del seleccionado argentino U16 femenino cerraron el Premundial de la categoría con una enorme alegría. En el partido por el tercer puesto, derrotaron a un durísimo Colombia por 59-52 en tiempo suplementario y consiguieron subirse al último escalón del podio. Merecido logro para las pibas que desde el pasado jueves consiguieron su clasificación al Mundial Bielorrusia 2018 pero que no se conformaron y superaron grandes escollos rumbo a este tercer puesto.
Florencia Chagas la rompió con una brillante tarea de 20 puntos y 20 rebotes. Si bien como saldo negativo estarán sus 16 pérdidas, la realidad es que fue la líder de Argentina y reconfirmó los motivos que la colocan como uno de los mejores proyectos del país. Otro punto altísimo fue el de Sofía Acevedo, autora de 19 puntos y de lo más revulsivo.
Argentina comenzó a toda marcha y no tardó en marcar diferencias. Con la mano caliente de Sofía Acevedo en el amenecer del partido, el seleccionado nacional tomó un impulso de 9 a 0 en tres minutos. Colombia estuvo desaparecido, tardó en meterse al juego producto de la superioridad albiceleste en todos los puntos de la cancha y eso hizo que se quede en el camino. A lo hecho por Acevedo se sumó el siempre presente aporte de Chagas y la diferencia fue notoria en cuanto a juego y también resultado: 20-6 para Argentina tras el primer cuarto.
Las pibas argentians dominaron en todos los sectores, desde el juego asociado, el pase extra parte de la filosofía de Laura Cors y el juego en las alturas. Colombia no tuvo peso pero sí logró incomodar a Argentina en el segundo cuarto, porque logró ajustar la defensa y el seleccionado argentino perdió efectividad y tomó malas decisiones. Esa defensa también provocó que las cafeteras mejoren en los rebotes (bajaron 17 en el segundo cuarto), pero sin peso ofensivo el control siguió siendo favorable a Argentina. Las chicas se fueron al descanso 26-13 arriba al descanso largo, disminuyendo su imagen arrasadora del primer periodo pero sosteniendo el control sobre Colombia.
Colombia siguió en ascenso y esa defensa con la que tanto se caracterizó en el segundo cuarto tuvo una continuidad. Argentina se vio algo aturdida a pesar de arrancar el parcial con dos bombazos (Chagas y Acevedo), porque su volumen cambió. Colombia fue descontando de a poco, con un trabajo de obrero y varias idas a la línea de libres. Para destacar el trabajo de Ayala en los rebotes y la mira calibrada de Orozco (clavó dos bombazos), decisiva para que las colombianas se pongan a tiro de la remontada (35-30). En el ocaso del parcial, una bomba de Bereilh puso la historia 38-30 al ingresar al periodo decisivo.
Y a pesar de que logró apagar un poco el incendio, Argentina siguió teniendo problemas para desarrollar su juego también en el último cuarto. Le faltó fluidez y no pudo tener un juego claro porque Colombia ensució ese despliegue a través de la defensa. Además el rival tomó mayor confianza por venir en ascenso, por eso a pesar de que Argentina sostuvo el liderazgo las colombianas lograron sacar mayor beneficio a través del tiempo. Orozco siguió dañando con su tiro perimetral y tras dos triples puso a Colombia abajo por una posesión (49-47), las pérdidas y las malas decisiones de Argentina siguieron, Ayala empató en 49 con 12 segundos por jugar y Colombia tuvo la última pero la defensa nacional lo impidió. Así, sin sacarse diferencias y con unas colombianas más enérgicas, el juego entró al suplementario.
Pero el temblor pasó relativamente rápido porque Argentina fue muy superior en la prórroga. La defensa fue clave y dentro de la fricción las pibas de Cors sacaron mayores réditos en ataque, desde sus idas a la línea y desde otro semblante a la hora de desplegar su juego. Es cierto que una falta de Bereilh al tiro de tres de Orozco complicó las cosas porque Colombia se puso a cuatro (56-52), pero la marplatense tuvo su revancha y después de algunos intentos colectivos fallidos se despachó con la bomba que definió el partido. El agónico triple de Bereilh sirvió para estampar el 59-52 definitivo, necesario para que las pibas festejen una alegría bañada de bronce.