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Muchas veces se habla de las historias que hay en la NBA, en Estados Unidos o en distintos clubes de Europa de sus jugadores o de las propias instituciones, pero en Argentina, tierras adentro, hay muchísimas historias para contar.

Una historia, válida la redundancia, con mucha historia, es la provincia de Tucumán. Una provincia con una rica historia en el básquet, con jugadores importantes que marcaron una época, que dominaron en la Liga Nacional y el básquet argentino en los Campeonatos Argentinos, pero que tuvo escasa participación a nivel clubes.

Fue una gran cantera de jugadores para la máxima categoría argentina y la Selección Nacional. Uno de los grandes productores es Talleres de Tafí Viejo, un club que estaba pensado para los obreros del ferrocarril. El ferrocarril fue el fundador de Tafí Viejo, se llenó de obreros y ahí se fundó y empezó a crecer la ciudad. Una institución que aparte de básquet, tiene otros deportes como fútbol, tenis y natación.

En la historia de Talleres de Tafí Viejo, hay un apellido que fue y es importante para el desarrollo y el crecimiento: Vildoza. Una relación que comenzó hace muchos años con Marcelo, el mayor de los hermanos, padre de Luca; luego siguió con Mario, el del medio, hoy entrenador y padre de Leandro y Silvio, que también tuvo su paso como jugador de la institución.

Dialogamos con Mario, el del medio, el que hoy sigue ligado al básquet siendo entrenador. Padre de Leandro, una de las figuras de Instituto de Córdoba, la sensación de la Liga Nacional. Su hermano Marcelo, padre de Luca, está radicado en Mar del Plata, allí tuvo un gran paso en los dos principales clubes de la ciudad, llegó para jugar en Quilmes y conseguir el ascenso desde el TNA y posteriormente se coronó campeón con Peñarol en 1994.

Hablamos de todo, su infancia en el club, la historia de Talleres de Tafí Viejo, la cantera constante de grandes jugadores del club taficeño y mucho más.

TALLERES DE TAFÍ VIEJO, LA CASA DE LOS VILDOZA
"Nosotros vivíamos a media cuadra del club. Entonces empezó a jugar mi hermano Marcelo, después lo seguí yo y por último mi hermano menor, Silvio. Ahí nace ese fanatismo, ese amor por el deporte. El club y el básquet nos ha enseñado una forma de vida, lo hemos adaptado como nuestro. Tenemos las raíces en Talleres.

Siempre fue un club muy humilde, pasó por 10 años de estar desafilado, de no jugar, pasó muchas cosas feas, malas. En el 2000 volvió el club y volvió con todo, tuvo mucho apoyo del gobierno y eso fue fundamental. Empezó a crecer y no paró de crecer hasta el día de hoy. Tocamos TNA en una temporada, pudimos darnos el gusto, pero fue todo un proceso de volver al ruedo, mérito también de Rubén Solórzano, que también jugó Liga Nacional. Él vivía a media cuadra del club y es una familia que también estuvo muy ligada al club.

No había una herencia de jugadores de básquet en nuestra familia, mis viejos nunca habían tocado una pelota de básquet, pero como nacimos y vivimos a media cuadra del club, estábamos todo el día en el club, era nuestra primera casa. En el verano, que había pileta en el club, era peor, no salíamos de ahí. No siempre jugábamos al básquet, pero estábamos constantemente en el club.

Nos empezó a tirar el básquet porque el grupo de amigos que teníamos de la zona les tiró un poco el básquet, mi hermano Marcelo empieza a jugar y nos arrastra a nosotros. Mi papá fue dirigente del club y planillero en esa época, tenía una F100 de las viejas y era el medio de movilidad nuestro, cargábamos todo ahí y nos íbamos a San Miguel a jugar".

EL BÁSQUET, UNA CULTURA POPULAR EN TAFÍ VIEJO
"En Tafí Viejo hay mucha pasión por el básquet. Es el deporte más popular por encima del fútbol. Además de Talleres, está Juventud Unida que es el gran clásico, pero aparte tenés tres clubes más que juegan, medio amateur. Siempre jugaron, en aquella época no con tanta trascendencia, pero siempre estuvieron. La ciudad tiene alrededor de 40000 habitantes y tener cinco clubes que jueguen al básquet, es algo muy importante y los chicos eligen al básquet por sobre el fútbol a tempranas edades.

Solo Talleres y Juventud tienen las canchas con piso de parques y tableros de acrílico, los otros son con piso de baldosa, uno o dos entrenadores que lo hacen por pasión más que por una cuestión económica y tienen 50-60 chicos entre todas las categorías, un club con dos focos. Uno de los clubes, en plena Avenida Alem, calle principal de Tafí Viejo que hace dos años cambió y puso tableros de acrílico porque todavía tenía los de madera'.

TALLERES, LA CANTERA INAGOTABLE DE JUGADORES DE LIGA NACIONAL
"Joaquín Nóblega empezó en Juventud Unida, después vino a Talleres. Leandro, él y Seba Orresta están jugando en la Liga Nacional. Seba vive a una cuadra del club, así que es la misma situación que nosotros; Iván Gramajo vive a una cuadra del club y son primos hermanos entre ellos; la madre de Joaquín tenía la cantina en Juventud y empezó a jugar porque iba con la madre, estaba con ella y empezó a jugar. Muchas veces nos preguntaron qué pasa que Talleres de Tafí Viejo saca tantos bases, ahora está Martiniano Ayusa que es el más chico de la producción, va a crecer mucho, pero una explicación yo no te puedo dar, no trabajamos para eso, nunca apuntamos a ser productores de jugadores en cierta posición sino a crecer como institución y darle la competencia que podamos en el club de acuerdo al poder económico del club.

Mi hermano, cuando empieza a jugar Iván Gramajo que fue uno de los últimos, me decía que él no tenía referencias, pero no sabemos cuántos clubes tienen hoy cuatro o cinco jugadores formados en el club jugando en la Liga Nacional. Un club de pueblo, un club del norte que es mucho más difícil".

LA LIGA NACIONAL, UN LUGAR IMPOSIBLE PARA TUCUMÁN
"Estoy convencido que la imposibilidad de Tucumán de no poder tener un equipo y establecerse en la Liga Nacional es dirigencial. Tuvo tres representantes a lo largo de la historia pero con un paso fugaz, nunca pudieron establecerse, pero siempre hubo jugadores del nivel para poder afrontarla. Jugadores, entrenadores, asistentes técnicos, infraestructura, nos pasa la parte dirigencial. Horacio Muratore estuvo, entre la presidencia de la CABB y de FIBA más de dos décadas, pero nunca pudimos establecernos. Sacamos muchísimos jugadores: Tompy Díaz, Gaby Díaz, el Negro Romano, Lucas Victoriano, todos estos actuales que nombramos ahora, Tomi Allende, Pablo Osores, Pepe Muruaga, Jerónimo Solórzano, Eduardo Gamboa, fuimos campeones del Argentino de Selecciones en dos ocasiones, hubo material, hay material".

Federico Radulovich / [email protected]
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