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Walter Storani, conocido por todo el básquet argentino como la Queca. Ese interno rústico, rendidor, que con oficio y mucho trabajo, supo ganarse su lugar en la máxima categoría. Fue elegido como el Mejor Sexto Hombre de la Liga Nacional, tuvo el privilegio de formar parte del Ben Hur de Rafaela campeón del certamen argentino y también de la Liga Sudamericana.

Pese a su recordado gancho en las cercanías al aro, la Queca tuvo otra situación que quedará marcada en la historia de la Liga Nacional. En toda su carrera, Storani jugó con una toalla de manos colgada de su pantalón del lado derecho. ¿Cuál habrá sido el motivo de esa toallita? El mismísimo Walter lo contó: “La empecé a usar mucho acá en Rafaela porque el verano es picante y se me transpiraban mucho las manos. No tenía una en especial, usaba la que me daba el utilero”.

Así recordó la Queca. Pero no fue solo eso. Hay una historia que cuenta que hubo un jugador extranjero que cuando llegó a Argentina, quiso usarla pero se lo negaron. Había una regla que se implementó en la Liga Nacional que los jugadores no podían usar muñequeras ni toallas, pero como Storani lo había empezado a usar antes de eso, a él le permitieron pero no así al extranjero que también quiso hacerlo.

El propio Walter también recordó que algunos rivales utilizaron la picardía de sacársela, como si fuese el pelo de Sansón, para tratar de distraerlo y que perdiera el balón. O en el fragor de la disputa de los rebotes, se caía al piso o alguien se la quitaba.

Pero eso no es todo. Ante la historia de la prohibición al extranjero para poder usar también una toalla y la habilitación que sí le dieron a Storani, hay quienes sostienen que en la AdC había un oriundo de Pergamino en la Comisión Técnica que por su afinidad con la Queca, lo autorizó pese a incumplir la regla. Así es la fábula de la toalla de Storani, esa fue tuvo participación en los años dorados de Ben Hur de Rafaela.