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Aaron Baynes fue la persona que más sufrió los Juegos Olímpicos de Tokio. Por una caída en los vestuarios, el australiano terminó hasta sin sentir sus extremidades y hospitalizado lejos de sus afectos y alejado de todos por los protocolos de covid. Pero poco a poco se recuperó y ahora disfruta dentro de una cancha a un año de aquel suceso.

Luego de haber intentado conseguir un lugar en la NBA, decidió regresar a Australia y volver a disfrutar de la naranja. De la mano de Brisbane Bullets, el pivote volvió a jugar. “Amigo, soy un niño en una tienda de golosinas. Estoy agradecido de estar ahí corriendo. Si miro hacia atrás y no he disfrutado cada segundo que estoy ahí, entonces, ¿qué estoy haciendo?”.

“Baynes entra, eleva el nivel, presiona a todos para que continúen haciendo lo correcto, continúen haciendo los extras desde la sala de pesas hasta el cuidado de su cuerpo” explicó James Duncan, el entrenador del equipo en ESPN.

Y agregó: “Es exigente, siempre habla, siempre se comunica. Nunca deja de hablar si está en la cancha, si está fuera de la cancha en el banco, atrae a los muchachos y quiere asegurarse de que hagamos lo correcto. Si alguna vez lo hayas conocido, sabrás que es un tipo sensato”.

Pero su sueño de volver a la mejor liga del mundo no se terminó: “Sí, egoístamente, quiero volver a la NBA. Creo que cualquiera que juegue baloncesto profesional tiene que apuntar lo más alto y querer jugar contra los mejores, así que para mí ese es uno de mis objetivos, pero es más que solo lo que Lo hago en la cancha. Lo estoy viviendo, me encanta y estoy tratando de mejorar todos los días y estoy recibiendo los mismos comentarios de todos en el grupo en este momento”.

En este sentido, contó lo que quiere seguir disfrutando: “Nadie va a poder quitarme el placer de hacerlo. La única persona que podría hacer eso soy yo mismo y no voy a dejar que eso suceda. Estoy sonriendo tanto como puedo y sacando la energía correcta y va a volver, siempre lo hace”.