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"Pistol" Pete Maravich es una de esas estrellas que definitivamente se adelantaron a su tiempo, mostrando un juego ofensivo que presentó algo nuevo y diferente en los años 70. A pesar de que fue uno de los mejores jugadores individuales de su época, Maravich nunca logró traducir su juego llamativo al éxito del equipo. Pero se trataba más de la ayuda que lo rodeaba que su propio estilo y protagonismo.

Maravich pasó su carrera con los Hawks, Jazz y Celtics, pero su etapa más notable fue en New Orleans (Ahora en Utah). Allí, Pete estaba en su mejor momento, tratando de demostrar que podía ganar un campeonato. En la temporada 1976-1977, Maravich tendría un año individual descomunal, promediando 31 PPG, 5 AST y 5 REB. Luego de ese año, Maravich era agente libre. Quería volver al equipo, pero solo si tenía un roster competente. El General Manager, Lewis Schaffel, concedió su deseo y fichó a Leonard Robinson, quien venía de una gran temporada con los Hawks.

Un comienzo de 17-21 generó problemas en New Orleans. Aunque los números individuales fueron buenos, Schaffel hizo saber públicamente que Maravich estaba disponible para ser traspasado, explicando que no era el jugador ideal para tratar de ganar un campeonato. Cuando se declara esto de una superestrella, y esa persona resulta ser su propio General Manager, es imposible que las relaciones no se quiebren abruptamente. Así fue entre el GM y su jugador estrella. 

"Es un mentiroso y traidor que ha estado tratando de engañarme desde el principio. Schaffel no distingue una pelota de baloncesto de una vejiga de pavo. Podríamos llegar a los Playoffs si se tomara unas vacaciones. Como para Irak." fueron los comentarios de Pistol Pete al noticiero local de Tuscaloosa. Con seguridad, puede decirse que no se lo tomó bien. 

Después de esos comentarios, Maravich haría una campaña fantástica, con un promedio de 30 PPG y 9 AST en el resto de la temporada, estableciendo su nombre en las charlas para el MVP de la temporada, al lado de Kareem Abdul-Jabbar, nada más ni nada menos. Muchos consideran esa temporada la última en la que Pistol Pete demostró su status de superestrella, ya que debido a las lesiones, debió retirarse en 1980 con apenas 32 años, pero su impacto en el juego tras el pleito no dio lugar a las dudas sobre su talento nunca más.