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El momento de retirarse es uno que suele ser duro para los jugadores de básquet. Muchas veces es meditado, en donde la edad juega un papel importante y también el estado de ánimo de los jugadores. Algo es seguro: tarde o temprano, ese momento llega. Existen otros casos que surgen a partir de las lesiones, y en este informe vamos a repasar 2 insólitos que llevaron a que jugadores dejen el baloncesto.

La primera es la historia de BJ, que venía de tener un buen primer año de novato en la NBA con los Philadelphia 76ers. A partir de la expansión de la liga, fue seleccionado por los Toronto Raptors, que lo consideraron como un jugador importante para lo que se venía en la franquicia. Todo se truncó cuando, luego de un entrenamiento de pretemporada, se puso hielo en el tobillo por una molestia en su pie. El problema estuvo en que se quedó dormido, y todo el frío al que estuvo expuesto durante horas hizo que perdiera su explosividad y capacidad de salto; nunca más pudo volver a jugar.

El otro relato es el de Jeff Ruland. Él ya venía de estar retirado, pero decidió volver a ponerse las zapatillas y jugar nuevamente. El pivote de 2.11 metros estaba esperando el micro del equipo para irse del Boston Garden. Lo insólito fue que lo atropelló uno de los carritos que transportan las valijas. Esto terminó de afectar una rodilla que ya venía comprometida y lo sacó de las canchas de manera permanente. Posteriormente, Jeff declaró: “No puede ser accidental, aquí en Boston me odian”.