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El nuevo entrenador de los Lakers, Darvin Ham, es un tipo duro, el clásico jugador con ese motor de pitbull como por ejemplo es hoy Marcus Smart. Como jugador, Ham jugaba con pasión y tenacidad. Pero lo que mucha gente no sabía hasta su llegada a los flashes con los Lakers es que esa personalidad proviene de un lugar oscuro. Los recuerdos de la infancia de Darvin eran demasiado para soportar en el momento, pero lo hicieron más fuerte.

Ham creció en Saginaw, el mismo lugar en el que creció Draymond Green, y la situación allí no era de color rosa. Había mafias callejeras y Darvin creció en el lado peligroso, donde había mucha violencia armada. Vio a su amigo ser "asesinado a tiros" según contó. Fue traumático a los 15 años y Ham afirmó que cambió su vida para siempre.

Darvin sobrevivió a un disparo él mismo. Ocurrió a solo dos segundos de llegar a su casa. Recibió un disparo en la mandíbula derecha y los médicos tuvieron que extraer la bala del lado izquierdo del cuello. Otros que pasaron por la misma prueba generalmente no pudieron transitar ese trauma, pero Ham le dio crédito a su familia y a sus padres por guiarlo.

Ham usó esos recuerdos en su carrera profesional. Conocido como un jugador de rol que promedió 2,7 puntos y 2,3 rebotes, el nuevo entrenador de los Lakers disfrutó de ocho años en la NBA. El ala pivote incluso terminó su carrera con un campeonato en 2004, como parte de los Detroit Pistons. Ahora, está cada vez más cerca de su primera experiencia como jefe de un banquillo. Tras ser asistente en Milwaukee, y estar designado como uno de los mejores en ese puesto, tendrá la mejor oportunidad de su carrera.