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Sobreviviendo al abandono y la muerte, la dura historia de Kevin Durant

21:06 17/01/2022 | Su padre se fue cuando él era muy pequeño. Con su madre tuvieron que luchar cada día y su primer entrenador fue asesinado. Lo superó todo.

Durant se está recuperando de una lesión (Foto: Clutchpoints)

 “Si pudiera darle un consejo a los jóvenes de Seat Pleasant, sería que encontraran algo que les guste y lo hicieran como si su vida dependiera de ello. Suena a cliché, pero realmente es así de sencillo. Si te lo proponés, tenés fe y buscás apoyo, todo ello con la base de una fuerte ética de trabajo, el mundo se abrirá para vos. Y una vez que pase eso, las conversaciones con tus amigos y familiares sobre cómo podemos hacer progresar a nuestras comunidades surgirán de tu propia realización, alegría y libertad. Así que intentá encontrar tu pasión cada día. Mira lo que el mundo tiene para vos”

Palabras de Kevin Durant en The Undefeated. Certeza en cada palabra. No hay otro secreto. El mejor ejemplo es él mismo. Aplicó cada renglón de este pensamiento en su carrera y en la actualidad es uno de los mejores jugadores del momento (y de todos los tiempos).

Sin embargo, su infancia no fue para nada fácil y aprendió sobre la marcha esos preceptos que actualmente pregona. Sobrevivió al abandono, las muertes de sus conocidos, una timidez pronunciada y todo tipo de conflictos que la mayoría no hubiera podido soportar.

Durant nació un 29 de septiembre de 1988 en Washington, D.C, y en ese lugar vivió durante toda su complicada niñez. La situación comenzó a ser lamentable cuando su padre, Wayne Pratt, abandonó a la familia cuando era muy joven.

Así que su madre, Wanda Durant, lo crió desde que era muy pequeño. La cosa no era fácil. Se mudaban de departamento en departamento por temas económicos. Eran tiempos difíciles. Y como era muy alto, Kevin era diferente a todos los de su edad y, a veces, lo acosaban sus compañeros.

Pero a pesar de todas las dificultades, hubo mucho amor y apoyo en su familia. Un día su madre escribió una nota que colgaba sobre la cama de Kevin: "Cree siempre que todo es posible". El joven lo creyó. Lo hace hasta ahora. La confianza de ella era suficiente.

Kevin era muy alto a una edad temprana. Y le gustaba el básquet.  Así que cuando tenía diez años le dijo a su mamá que soñaba con ser jugador de la NBA, y ella hizo todo lo posible para ayudarlo.

Trabajó muy duro para mejorar. Derrapó muchas veces, pero siguió levantándose. Durante seis años seguidos se entrenó por ocho horas al día, además de cumplir con los deberes del colegio y de jugar en sus equipos escolares.

Y una figura fue clave en su vida. La única figura paterna que tuvo en su vida y que ocupó el lugar de su progenitor. Durant conoció a Charles Craig cuando era un niño de ocho años recién llegado al Centro Recreativo de Seat Pleasant, un edificio polivalente de una sola planta situado en los suburbios de Maryland, Washington, D.C.

El joven se encariñó al instante con el corpulento pero jovial entrenador. Durant aprendió los fundamentos del juego con Craig, y las horas en el gimnasio pronto fomentaron una relación más allá del básquet.

"Había días en los que me pasaba todo el día con él", recuerdó Durant en una nota con Oklahoman.com. Iban a los partidos y al cine. Cuando Kevin necesitaba plata o una comida, Craig estaba ahí. Viajes en la ruta, aventuras…. la tristeza por momentos se iba y los problemas del hogar desaparecían.

Craig era el tipo de entrenador de barrio que aportaba su propio dinero para compensar a los niños que no podían cubrir los costes de las camisetas. Y el hombre de figura completa y pelo trenzado siempre era positivo.

"Hacía que cada niño se sintiera una estrella... Era el único entrenador que conozco que te hacía sentir genial incluso cuando perdías un partido"

Las habilidades y la reputación de Durant crecieron, pero su lealtad a Craig nunca flaqueó. A pesar de haberse convertido en una promesa de la escuela secundaria, Durant siempre volvía a Seat Pleasant para jugar con el entrenador Craig.

Hasta que dejó de hacerlo.

Big Chucky, como lo llamaban sus seres queridos, murió el 30 de abril de 2005 en Laurel, Maryland, víctima de múltiples heridas de bala. Tenía apenas 35 años.

Cuando Durant se enteró de la noticia de la muerte de Craig, era un estudiante de tercer año en la poderosa Academia Oak Hill, en el suroeste de Virginia. Entró en estado de shock.

"No sabía qué pensar", dijo Durant. "Pensé que era una broma".

Hasta el día de hoy el jugador de los Nets no tiene claro qué pasó exactamente. La versión oficial es que Craig estaba fuera de un complejo de apartamentos charlando con sus amigos cuando se produjo un altercado. El caos se calmó, pero horas más tarde sonaron los disparos. Estaba vestido con una camisa amarilla, fue fácilmente localizado y se asumió que era un participante en la disputa anterior.

Según los registros del Departamento de Policía del condado de Prince George, los agentes acudieron al bloque 12600 de Laurel-Bowie Road aproximadamente a las tres de la madrugada al oír los disparos.

Al llegar, encontraron a la víctima de camisa amarilla en el estacionamiento. Fue trasladado a un hospital local y declarado muerto. Había recibido múltiples disparos en la parte superior del cuerpo, según los registros policiales.

"Es una persona que murió sin razón", dijo Durant, que desde que llegó a Texas University empezó a vestir el número 35 en homenaje a su querido Big Chucky.

Pero antes, en su última temporada en la secundaria, se trasladó a la Montrose Christian School para cursar su último año, convirtiéndose en el segundo mejor jugador de su promoción de 2006.

Al comenzar su último periodo se comprometió con los Longhorns Texas y jugó una temporada con ellos en las que dejó en claro que no era un basquetbolista más, siempre ante la mirada de Big Chucky y su 35 que brillaba cada noche.

Después de ganar el premio al mejor jugador universitario del año, KD fue muy apreciado por su estilo antinatural como exterior en el cuerpo de un pivote y los SuperSonics lo eligieron en el segundo pick del NBA Draft 2007, y tuvo un impacto inmediato en el equipo, ganando el premio al novato más importante de la temporada.

El conjunto se trasladó entonces a Oklahoma, convirtiéndose en el Thunder y Durant pasó a convertirse en el mejor jugador ofensivo de la liga acumulando múltiples títulos de anotación, selecciones para el All-NBA Team y el All-Star Team, y también el MVP en 2014.

“Vos sos la verdadera MVP”, dijo Kevin enfrente del mundo. El premio era para su madre, Wanda, quien lo apoyó a pesar de todas las adversidades que vivieron juntos. Ese día el esfuerzo cobró sentido. Nada será igual.

Después llegó su salida del Thunder, los dos campeonatos con los Warriors y el renacer en los Nets tras su grave lesión. En la actualidad se encuentra reposando de un contratiempo en la rodilla, aunque su recuerdo se mantiene intacto y detrás de su éxito reposa una historia de lucha, sacrificio, sangre, sudor y muchas lágrimas.

El trabajo duro y la resiliencia pueden nadar en cualquier ola y si no lo creen pregúntenle a Kevin Durant. De ser abandonado por su padre, mudarse constantemente y no tener qué comer a conquistar la NBA y el universo entero.

Por su madre, por su entrenador y por lo que más quería.

Todo por un sueño. Todo por la vida. 

 

 

Ignacio Miranda/ [email protected]
En Twitter: @basquetplus
En Twitter: @nachomiranda14

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