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Michael Finley es de esos jugadores que comenzaron bien arriba en la NBA, llegando desde la universidad y siendo importantes en los equipos que lo eligieron, en este caso en Phoenix con 15.0 puntos de media y en un canje terminó recalando en su tercer año en Dallas. Allí hizo una gran carrera, pero nunca pudo coronar con un título siendo compañero de Dirk Nowitzki y Steve Nash entre otros, por lo que una nueva puerta se abrió en San Antonio, con otro rol y con Popovich como respuesta todo tras ese paso por las Spuelas.

“Pop es un hombre increíble, no solo como entrenador, sino como persona, tuvimos una relación muy linda. Cuando llegúe recuerdo que era una situación difícil para mí porque venía del equipo rival y además acabamos de jugar en contra en los playoffs”, comentó Finley en Knuckleheads Podcast.

Su estadía en San Antonio era con el propósito de alargar el equipo y ser un líder de la segunda unidad por detrás de Manu, algo que Finley vivía por primera vez en su carrera, pero con Pop su ascendencia dentro del equipo no iba a cambiar en absoluto e iba a ser respetado por su trayectoria y su juego.

“Una vez estaba hablando con él y me contó más de lo que quería para mí en el equipo, saliendo desde la banca. Entonces yo quería encajar bien, viniendo detrás de Manu Ginóbili, futuro Hall of Fame, y para mí eso estaba bueno porque mi objetivo era ganar un campeonato. Pero estaba jugando mucho para el equipo, compartiendo demasiado el balón , tratando de dar el pase correcto sin ser un jugador egoísta, hasta que Pop se cansó. Una práctica, paro y dijo: ‘chicos, Finn tiene luz verde, él puede tirar cuando quiera sin que nadie le diga nada’. Él sabía que yo no lo iba a hacer, pero quería hacerme saber esa confianza para que trate de ser yo mismo, que era para lo que me trajeron y no solo encajar en el sistema. La cuestión era hacer estas dos cosas al mismo tiempo y esas palabras de Pop siempre las recuerdo, él es más que un entrenador de baloncesto en el día, eso lo hace distinto”, recordó el ex Mavericks sobre el entrenador que lo eligió y le dio la chance de ganar un anillo en la temporada 2007.

Las historias de Popovich nunca se acaban, las palabras elogiosas de cada jugador que pasó bajo su mando hablan de un legado que será eterno cuando decida retirarse y el título de de leyenda ya lo está esperando, no solo por sus títulos, sino por sus enseñanzas.