Internacional

Luka Doncic y la fascinante historia del niño de la sonrisa eterna

08:20 31/07/2021 | Al nacer solo se calmaba cuando llegaba a la cancha. Debutó a los 16 en Real Madrid y decían que no rendiría en la NBA. Hoy domina a nivel mundial.

Doncic no tuvo oposición hasta ahora en Tokio (Foto: Clutchpoints)

“Su madre lo llevaba a mis partidos, donde ocurría algo increíble: pese a ser un bebé muy inquieto que estaba todo el día llorando, una vez que empezaba la acción, se calmaba y no se movía más”.

Recién naciste y ya sentís que en tu lugar estás. Un sueño y un balón, una sonrisa y un destino que como el de Aquiles estaba preestablecido antes de que llegues al mundo. Sasa Doncic hizo aquella evaluación y Luka, su hijo, la supo cumplir.

Tenés 22 años y acabás de ser el héroe de un país de tan solo dos millones de habitantes. Llorás y no lo creés. Metiste a los tuyos en los Juegos Olímpicos por primera vez. La vida es buena y lo sabés… pero no te conformás. Llegás a Tokio y casi rompés el récord histórico que se cosechó en 1988, nadie puede detenerte, a veces ni siquiera vos. El mundo es tuyo y sos muy celoso.

Te detenés un instante y pensás en cómo llegaste hasta acá. Para eso hay que regresar a Ljubljana, Eslovenia, lugar en el que Luka nació un 28 de febrero de 1999. En la casa de los Doncic no había lugar para otra cosa que no sea naranja. Su padre, Sasa, se labró una gran carrera entre ese país, Serbia y Francia, y le impregnó el amor por el básquet a su hijo, a pesar de que él mismo asegura que lo del guardia de Mavericks fue innato…

Ventanas rotas, lámparas destrozadas, paredes en las que la pelota estampaba su efigie, desde que Luka tuvo habilidades motrices aprendió a picar el balón y nunca nadie se lo quitó. Pero otros deportes con el tiempo fueron apareciendo y entre pelotas de tenis, fútbol y otras disciplinas se fue forjando.

Con el tiempo las idas a la cancha a ver su papá lo terminaron decantando por el básquet y a los ocho años era uno de los pibes que con sus trapos le tiraban agua a la cancha del Olimpia Liubliana, el equipo en el que estuvo su padre durante la 2007/08, durante los partidos oficiales, con el detalle de que Doncic aprovechaba las pausas para tirar al aro con esa pelota que ya era como un tatuaje en su cuerpo para él.

No solo era quien limpiaba las cancha, sino que a esa edad empezó a entrenarse en el conjunto de su padre, uno de los más prestigiosos de Eslovenia. Grega Brezovec lo recibió y tan bueno era Luka que un lunes llegó a su primer entrenamiento y duró solo 16 minutos en el grupo…  “Lo mandamos con el equipo de menores de 12, que dirigía Jernej Smolnikar y en el que había chicos tres años mayores que él", contó el coach en una entrevista para la NBA.

"Ese año también lo dirigí en un torneo de menores de 10 años. Hay algo que es muy importante para mí: pese a ser considerablemente mejor que el resto de sus compañeros, era un gran jugador de equipo y un líder positivo. Se notaba claramente que el baloncesto corría por su sangre", añadió su primer entrenador.

No miraba dibujos animados, tampoco se divertía con otras cosas al estar con el televisor enfrente. Básquet, básquet y más básquet. Nada más. De 2007 a 2011 pasaron apenas cuatro años. Para eso momento medía 1,80 y competía contra otros chicos U13. Un torneo lo puso en los ojos de todos. En un certamen en el que Olimpia se fue a competir a Italia el rubio simplemente no tuvo oposición, con medias de 34,5 puntos que culminaron con una actuación inverosímil ante Lazio Basket en la final, despachándose con 54 tantos, 11 rebotes y diez asistencias para darle el título a Olimpia.

Siempre humilde, Luka se mantuvo con los pies en el suelo en todo momento tras esa irrupción europea y un año más tarde se integró a la cantera del Real Madrid, uno de los clubes más importantes del Viejo Continente. Su primer contacto con los blancos había sido en febrero de ese año, cuando en la Minicopa Endesa fue elegido MVP del certamen tras estar con el equipo solo de invitado.

"Se comportó con normalidad, sin ninguna reacción extraña, tanto antes como después de viajar a España. Seguramente fue muy elogiado, y acabaría satisfecho, pero nunca cambió su actitud con sus compañeros o entrenadores", destacó en ese entonces Srecko Bester, director de las formativas del Olimpia.

No había vuelta atrás, esa profecía empezaba a cumplirse. Las fechas con él empezaban a ser pueriles y un 30 de abril de 2015 le llegó la materialización de su sueño. Pablo Laso lo mandó a la cancha a debutar contra el Unicaja con apenas 16 años y dos meses para convertirse en el jugador más joven en lograrlo con Real Madrid. Otro hito más en su efímera, pero impresionante carrera.

Aquel triple ante el elenco malagueño fue solo el principio. Tres ligas ACB, dos Copas del Rey y en 2018 la Euroliga… En total fueron siete títulos y un campeonato que quizás sea el más especial. En el Eurobasket 2017 pudo retribuirle a su país todo lo que le había dado y terminó siendo uno de los líderes del seleccionado de Eslovenia que se quedó con el anillo del torneo, con Luka siendo un niño dominando entre hombres.

MVP de la acb, MVP de la Euroliga. No tenía más nada que hacer en Europa y en la NBA estaba su norte. Algunos analistas decían que no aguantaría en defensa, otros que no podría rendir al mejor nivel en ataque y que su físico no sería lo mismo en Estados Unidos.

Quien primero lo entendió fue Josh Richardson, que en esa época jugaba para Miami Heat, pero luego sería su compañero. Era el verano de 2016 y ambos se encontraron en Santa Barbara, California entrenando bajo la atenta mirada de los expertos en biomecánica de P3 Sports Science por la mañana y jugando picados por la tarde.

En España, el revuelo en torno a Doncic fue similar al que generó Zion Williamson en Duke, pero Richardson nunca había oído hablar del joven esloveno que estaba en la misma sala de pesas esa mañana.

Doncic acababa de salir de su primera temporada completa con el mejor equipo del Real Madrid y su agente, Bill Duffy, que también representa a Richardson, sugirió que ambos jugadores se entrenaran en las instalaciones.

"De ninguna manera", recuerda haber pensado Richardson cuando alguien le dijo que aquel pibe tenía solo 16 años. Después de ver a Doncic mostrar un lanzamiento de tiro que entró suavemente, un juego de pies preciso y un manejo poco común para un jugador de su tamaño, Richardson quedó impresionado.

Doncic cautivó a Richardson durante los picados, lanzando algunos tiros con su característico stepback, tirando algunos pases bonitos y marcando el ritmo en un juego que incluía a profesionales establecidos. "Lo tiene. Lo tiene”, pensó Josh luego de presenciar su magia.

Finalmente, Doncic fue el tercer pick del Draft de la NBA de 2018, cuando los Mavericks hicieron un trato con Atlanta Hawks para subir dos puestos. Dallas siempre consideró a Luka el mejor prospecto de la clase y los scouts del equipo habían estado siguiéndolo de cerca desde que se unió a la cantera del Real Madrid.

Nelson lo vio por primera vez en persona durante el tercer juego profesional de Doncic. Hacía viajes a Europa solo para seguir al Real Madrid. "Cada vez que iba a verlo, era solo otra validación de lo único y especial que es", dice Nelson, quien durante mucho tiempo tuvo una afinidad particular por los prospectos europeos, desde que facilitó la llegada de Sarunas Marciulionis de Lituania en 1989 para jugar para el equipo Golden State Warriors entrenado por su padre, Don, hasta identificar a Dirk Nowitzki, aquel flaco alemán que luego cambiaría el puesto de ala pivote para siempre.

"En cualquier momento podés ver algo que nunca antes presenciaste. Jugué con Larry Bird. Durante tres años seguidos, lo miré, y esa era la sensación cuando lo mirabas todas las noches. Magic Johnson era el mismo tipo de basquetbolista. Realmente, LeBron James también es así. Pueden hacer cualquier cosa en una cancha", decía Rick Carlisle acerca de Doncic, colocándolo en la élite más especial de la historia.

En Dallas todavía no pudo llevar a los suyos a instancias decisivas, pero solo es cuestión de tiempo. Así lo demuestra en los Olímpicos con su seleccionado de toda la vida, en el que todavía ningún rival encontró respuestas.

Estrella de la NBA, tuviste poco descanso, pero igual viniste. Que nadie se ponga triste. MVP a la altura de Arvydas Sabonis, la cima es la que te propongas y para toda la vida sos Adonis.

Solo queda rezar y verte jugar, con esa innata habilidad que mete a cualquier defensa en el placard. La pelota está lisa, la belleza de tu talento es la premisa y la calidad de tu picar hipnotiza.

Tus papás son testigos, Eslovenia a la suerte de tus nudillos, sos el verdadero caudillo.

 

 

Ignacio Miranda/ [email protected]
En Twitter: @basquetplus
En Twitter: @nachomiranda14

Compartir