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Argentina venía de tocar el cielo y las puertas de San Pedro. Le había ganado a Italia en la final para consagrarse campeón de los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 y nada, absolutamente nada, parecía ser mejor. 

Esa sensación no fue la misma para algunos jugadores del seleccionado y así lo recordó Pepe Sánchez, uno de los campeones, en una entrevista con Frente a Frente para ESPN. "Te entra una cosa... Rarísimo. Porque ganamos la medalla y al otro día nos preguntábamos y ahora qué hacemos, porque ya no tenía otra cosa más arriba. Es muy loco debido a que no estás preparado para eso", empezó relatando el base.

Las primeras respuestas eran similares, pero cuando le tocó el turno de hablar al zurdo y al interno la cosa cambió un poco: "Al otro día estábamos en una playa de Atenas tirados Manu (Ginóbili), Luifa (Scola) y algunos jugadores más. Algunos ya se fueron y otros todavía nos encontrábamos ahí. Nos sentíamos medio deprimidos, el éxtasis es tanto que después quedás regulando. Dos o tres opinábamos algo así, pero Manu y Scola decían: ´Y bueno, ahora a salir campeones de la NBA´". 

Pepe cerró con una reflexión: "Ahí te das cuenta lo que es lo mental, y no es fortaleza, sino flexibilidad. Decían bueno genial, pero a seguir. Nosotros estábamos agarrados de algo en vez de usarlo de otra forma. Por eso Manu es Manu, Scola es Scola y los demás somos los que somos". 

Pepe, Manu y Luifa, grandes como pocos por estas cosas, más allá de algunas cuestiones diferenciales. Medallas en el cuello y orgullo en el pecho, pero no de ellos, sino de todos los argentinos que aquel día celebraron el logro de unos 12 indómitos sin miedo a nada, con una locura descontrolada.  

Ignacio Miranda/ [email protected]
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