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Hace 25 años, en el siglo pasado, la historia del básquet mundial era bien distinta a la actual. Si bien ya no existían Yugoslavia como tal y la Unión Soviética, ambas desmembradas tras guerras de independencia, el mundo de la naranja lo seguía dominando sin mayores problemas Estados Unidos, sobre todo desde la creación del Dream Team en 1992 que, por primera vez, llevó a los mejores de la NBA a los torneos FIBA. 

Esa historia, inesperadamente, la complicaron dos países con tradición en el juego, pero poco protagonismo grande, como Argentina y España. Ambos países vivieron experiencias casi calcadas, como si hubiesen sido escritas por un guionista poco creativo. 

Argentina forjó su historia grande a partir de un grupo especial que se formó con heridas tras el Mundial U22 de Australia en 1997. Cayeron en semis en un partido increíble y ese dolor los unió para siempre.  Ese grupo era básicamente la generación de 1977, con alguno más veterano (Oberto, 1975), y otros más jóvenes (Scola, 1980). España se coronó campeón mundial U19 en 1999 tras vencer en una semi increíble a Argentina, con una falta dudosa a 2s del final, también con un grupo de amigos que seguiría junto dos décadas, constituido en su mayoría por la clase 1980. 

La camada argentina y la española se enfrentarían en épicos duelos. Argentina llegó al éxito antes y logró algo único. Primero, vencer al Dream Team en Indianápolis 2002, cortándole el invicto de 10 años a los NBA. Y luego, el mayor, ganando el oro olímpico en Atenas en el 2004. España, paradójicamente, tuvo a esa misma Argentina como inicio de su propia historia, porque si aquel triple del Chapu Nocioni en la semi del Mundial 2006 hubiese entrado contra España, quién sabe qué hubiese pasado luego. 

Los españoles venían de varias frustraciones con ese grupo (Mundial 2002, JJOO 2004) y una más hubiese sido dura. Pero desde ese Mundial 2006, que ganaron, empezaron 10 años de éxitos continuos con el núcleo central (Gasol, Navarro, Calderón, Rudy): 3 oro en Eurobasket y 3 medallas olímpicas. Una locura total. Argentina, un rango más abajo, también siguió bien arriba hasta Río 2016: bronce en Beijing 2008, semis en Londres 2012, y una despedida en Brasil que emocionó al mundo entero. 

Durante esos 14 años (2002-2016), Argentina y España fueron, con Estados Unidos, los protagonistas centrales del básquet mundial, algo absolutamente imposible de imaginar apenas 5 años antes. El destino quiso que los dos máximos valores es esos equipos, Manu Ginóbili y Pau Gasol, terminaran jugando juntos en San Antonio, tras dominar también en la NBA con sus clubes, ganando 4 anillos Manu con los Spurs y 2 Pau con los Lakers. Fueron 139 partidos bajo el mando de Pop, que unieron a dos de los mejores de la historia entre los extranjeros de la NBA. 

Ambos siempre se admiraron mutuamente y si le quedó una espina al argentino en su carrera es que jamás pudo ganarle siquiera un amistoso al español, porque incluso en ese 2004, España le ganó a Argentina en la fase de grupos. En contrapartida, no dudamos de que Pau daría cualquier cosa por ese oro que Manu tendrá por el resto de su vida. Dos competidores feroces, dos jugadores únicos, dos mentes brillantes y dos representantes impecables, que manejaron sus carreras con una categoría sin igual (jamás un problema fuera de la cancha) y que la terminaron como merecían: con la mayor distinción que la mejor liga del mundo puede otorgar. Manu ya está también en el Salón de la Fama y Pau espera por entrar el año que viene. Gracias genios. Ojalá nadie los olvide en lo que quede de vida de este mundo.