Informe

El básquet argentino y la realidad

20:54 22/08/2023 | Intentaremos en este informe (largo), analizar todo lo que ha ocurrido en este último tiempo, sobre todo a partir del 2019, pero enlazándolo con el pasado no tan reciente.

Bahamas festejando y Gaby Deck, un crack con enorme compromiso, asumiendo la derrota (Foto FIBA)

Una premisa que excede al periodismo es nunca escribir enojado. Por eso nos tomamos dos días para elaborar este informe de opinión (firmado, como corresponde), aunque en realidad nunca estuvimos enojados. A lo sumo tristes, que tampoco es una buena emoción para ponerse a escribir. También queríamos ver un poco el rebote de esto que había pasado y, como nos ocurre muchas veces, al menos a mí, no deja de sorprenderme cómo el argentino esquiva la realidad. 

Lo que pasó ante Bahamas, y antes contra Dominicana y antes en los Juegos Olímpicos de Tokio, es nuestra nueva realidad. Que, a nuestro humilde entender, se vio confundida por lo que pasó en el Mundial 2019 de China, porque los hechos venían dándose de una manera un tanto más lógica desde el 2012 en adelante. La Generación Dorada había alcanzado un pico de rendimiento entre el 2002 y ese 2012 que, por edad, iba a empezar a bajar, y fue lo que sucedió. Mundial 2014 malo (¿o nos olvidamos?), Preolímpico 2015 con la nueva camada más Scola y Chapu, Juegos Olímpicos del 2016 que fueron una enorme despedida para Manu y Nocioni y, desde ahí, arrancar de nuevo, ya con el sistema de Ventanas, para dar el batacazo en China. 

Bien. No la hagamos tan larga. Todo eso ya fue. Es cierto que podríamos decir que si no nos relajábamos contra Dominicana hoy estaríamos en el Mundial, o que si Bahamas venía como siempre estábamos en el Repechaje del año que viene, o que si entraba ese triple de Campazzo a 41s del final Argentina pasaba al frente por uno y podía ser otra historia, o que... sume usted un lamento más. No pasó nada de eso. La ausencia en el Mundial, ahora con 32 equipos, es indudablemente un golpe, y es recontracierto que Argentina es por lejos el más perjudicado de América por ese sistema, porque si bien Canadá tiene 200 NBA, puede armar varios rosters distintos aún sin ellos. Entonces, conclusión: Argentina podría haber ido al Mundial, pero con lo que hizo no alcanzó. 

Llegamos al punto central de esta nota: ¿cuál es nuestra realidad? Me gustaría acá hacer un análisis lo más resumido posible pero que refleje nuestra historia. Argentina fue protagonista global en el comienzo del básquet, en la primera mitad del siglo pasado. Campeón del primer Mundial en 1950, cuarto en los Juegos de 1952, subcampeón panamericano en 1955. Una decisión política sacó del circuito a los mejores jugadores declarándolos profesionales y eso provocó un hueco de 30 años, hasta que apareció la Liga Nacional. La Liga hizo algo único: revivió al básquet en todo el país. Fue revolucionaria. Y eso generó interés de la gente, hizo que los pibes quisieran jugar, etc. Pero no tuvo impacto inmediato en la selección. 

La realidad (se repetirá esta palabra), es que más allá de que Argentina pasó a dominar en América, cuando antes eso era potestad de Brasil, Puerto Rico y hasta de Uruguay, para pegar el salto grande faltaba mucho. Mucho tiempo y mucho nivel. La clave de la historia fue la Ley Bosman, que permitió que los argentinos fueran en masa a competir a Europa como comunitarios. Eso generó un gigantesco éxodo entre 1996 (sobre todo 1998-1999) y 2002 que, sumado a la explosión del país en diciembre del 2001, nutrió de argentinos a media Europa y dejó vacía a la Liga Nacional. Y acá empieza un poco el punto de esta historia, a nuestro entender. 

Mientras que los que se fueron primero completaron todo el recorrido de formación en Argentina, Liga Nacional para crecer (salvo Delfino) y Europa como posgrado, la Liga nunca se recuperó de ese golpe. Se podrá decir que en estos 20 años tuvo mejores momentos que el actual, y es cierto, casi como un camino paralelo a lo que fue el país. Se podría decir que exactamente como fue el país. Claro, la Generación Dorada, en el medio, era subcampeona del mundo, medalla de oro en Atenas 2004, y protagonista siempre en todos los torneos donde iba completa, y eso tapaba que en la base no cambiaba nada. Porque seamos sinceros, ¿la Generación Dorada surgió porque hicimos algo acá, más allá de la Liga Nacional, o porque se alinearon los planetas en el tiempo y lugar justo? ¿Alguien podría asegurar que en estos 20 años alguien hizo algo serio, planificado y a largo plazo para ver cómo sentar las bases para el futuro, que ya no es el de 1995, cuando salió la Ley Bosman y el 95% de los jugadores argentinos competía en la Liga Nacional?

Saltemos de nuevo en el tiempo entonces y sigamos el derrotero. El Mundial 2019 fue una enorme alegría para todos los que ya nos angustiábamos con una época de vacas flacas que saltó 4 años después. Pero a muchos los confundió. No fue raro escuchar de gente que supuestamente entiende de esto que finalmente la transición de la Generación Dorada a otra que podía ir por los mismos objetivos había sido corta y que ese grupo ya estaba preparado para repetir logros. Encima, otros tantos encontraron la excusa justa de la pandemia del 2020 para justificar por qué nos fue mal en Tokio 2021. Que ese año de más nos había perjudicado, que para Scola no era lo mismo tener 40 que 41, etc. 

Lo que vino después ya lo sabemos bien. El retiro de Scola produjo una situación disruptiva, como ya había sido también la asunción de Fabián Borro como presidente de la Confederación. Se dieron demasiadas cosas conflictivas juntas. Un grupo de jugadores y entrenador muy alineados con el presidente anterior (Susbielles), una relación tensa en esos dos años que convivieron, y un personaje ideal para apuntar como el responsable de todos los males: Borro. Personaje que el propio Borro no se encargó de buscar cambiar demasiado. Más de la confrontación que de diálogo. Más personalista que colectivista. Más vertical que horizontal. Antipático para buena parte del básquet. 

Entonces Borro fue el responsable del fracaso de Néstor García (que cuando fue elegido tenía un alto porcentaje de aceptación en general, como lo vuelve a tener ahora dirigiendo a otro país), fue el responsable de no ir al Mundial, ahora de no ir a los Juegos Olímpicos y de la destrucción del básquetbol argentino, palabras que se repiten mucho en las habitualmente poco serias y útiles opiniones que se ven en las redes sociales, donde, como alguien dijo alguna vez, la mayoría de las discusiones parecen la barra de un bar lleno de borrachos. 

Para que quede clara nuestra postura antes de que nos empiecen a tildar de borristas. ¿Tiene responsabilidad en esta situación que vive el básquet argentino? Sí, claro. Más que otros, porque además cambió un sistema, uniendo AdC y CAB, que por ahora no dio resultados positivos. Fue presidente de la Liga Nacional desde 2014 al 2019 y es de la CAB desde 2019. Tiene una parte de responsabilidad. ¿Toda? No, obvio. Hay muchos actores en esta novela. ¿Hay dirigentes mejores en el básquetbol argentino dispuestos a tomar la responsabilidad de encarar ese proceso de planificación a largo plazo? Si los hay, no nos hemos enterado de sus deseos. Es otra pata de la realidad. Uno puede querer que se vaya Borro, Montenegro o ahora Tassano, pero siempre y cuando tenga alguien que le guste y que quiera tomar ese cargo. A mí me gustaría que a Argentina la gobierne Ángela Merkel, pero es alemana. Entonces tengo que elegir entre los argentinos que quieren ser presidentes. Eso es ser realista. 

Siguiendo con el tema Borro, lo que nosotros creemos que sí se podría hacer, y cambiaría la parte que se puede cambiar (el país lo manejan otros), es una convocatoria franca, sincera y abierta a los que sí estén dispuestos a participar en una reconstrucción, sean capaces y puedan tener poder de acción. Tanto la AdC como la CAB están necesitadas de forma clara de profesionales capacitados para hacerle frente a un enorme trabajo que hay que hacer, desde elaborar un plan serio, amplio y consensuado de divisiones formativas, con la mayoría de acuerdo, hasta un reperfilamiento de la Liga Nacional y toda su estructura deportiva, azotada por una crisis económica que la coloca hoy entre las que menos pagan en toda Sudamérica, pero también organizativa. De nuevo: gente que piense la competencia 24/7/365. ¿Por qué ya la Liga no le interesa a casi nadie durante la serie regular y solo aparece la gente en los playoffs? Lo mismo con CAB. Ahora se vendrá el recambio de Borro en ese cargo y sería un buen momento para empezar a dar señales de diálogo y paz. Al margen, ¿nos gusta la paz a los argentinos? Porque el único que la ofreció de alguna manera en estas recientes PASO sacó 11% y salió cuarto. Por ahí nos gusta más el conflicto, aunuqe decimos otra cosa. Quizá sea otra muestra, más generalizada, de que no nos llevamos bien con la realidad. 

Vayamos ahora estrictamente a lo deportivo, aunque todo esto que dijimos está relacionado. Tenemos una Liga Nacional que sigue sacando jugadores, porque hay talento, pero el entorno en el que se forma no da hoy para que hagan aquí la secundaria, por decirlo metafóricamente. Ahora hacen solo la primera (formativas), y se van, como hay decenas de casos (Giovanneti, Trouet, Fran Cáffaro, Farabello, etc). No pasan por la Liga. Y ojalá nos equivoquemos, pero eso va a empeorar, no solo por la situación del país, sino por los cambios reglamentarios en la NCAA, que ahora puede pagar. Acuérdese de esto. 

Con una economía en crisis, pibes que se van a los 16-17 años y una competencia sin un plan consensuado, el futuro no será fácil. Tampoco para la CAB, que se vio beneficiada por la época donde los jugadores se iban a Europa más grandes y la selección usufructuaba esos beneficios, sin hacer demasiado. Acompañaba. Ahora le rebota la crisis deportiva, porque, una vez más, la realidad siempre gana. A veces se la engaña un rato, pero a lo largo de la batalla sale indudablemente victoriosa. 

Ahora hablemos de esta Argentina y de Prigioni. Como siempre pasa en estos casos, explotan los que apuntan al cordobés como responsable de que Argentina falte a un Mundial y un Juego Olímpico seguidos por primera vez en 40 años. Y que se quejan de que el sistema de juego no es para nosotros. Y que tiene que volver Sergio Hernández. Y que cómo no vamos a estar en un Mundial o en un JJOO. Gente, esa fue nuestra realidad durante mucho tiempo. Argentina no estuvo en Juegos desde 1952 a 1996 (con asterisco en 1980 que se clasificó pero no fue por el boicot de la dictadura). Antes de 1986, Argentina faltó a 3 de los 4 Mundiales previos y en el único que jugó, 1974, fue undécimo. 

Hoy nuestra realidad marca que este equipo que compitió en Santiago es menos que el Bahamas que salió campeón. Prigioni, con quien coincidimos en este aspecto, sostiene que en estos momentos el mejor sistema de juego para aprovechar las virtudes de los jugadores y limitar los defectos es este básquet moderno apoyado mucho en la ciencia (eso son las estadísticas que refleja la big data), pero no ciego. Deck tiene su mejor virtud en el poste bajo y nadie se la sacó. Lo mismo hubiese pasado si estuviera el Scola de 30 años en este equipo.

Decir que Argentina tiene que volver a jugar como en los 80 y 90 a un estilo estacionado es, perdón si ofendemos a alguien, no entender nada del juego. Primero, porque Argentina no tiene jugadores para hacer un juego estacionado efectivo si no tiene una gran dinámica que le permita tomar buenos tiros, sobre todo de tres puntos. Y eso no está en la vereda de enfrente de lo que implementó Prigioni. La gente se exalta y dice que lo de Prigioni es correr y tirar. Absurdo. Lo que hace Prigioni, y muchos otros que evolucionaron y estudiaron el juego, es intentar tomar buenos tiros antes que las defensas se armen. 

En el básquetbol de hoy no hay que chequear un VHS para ver cómo juega el rival. Cada vez el scouting es más sofisticado pero a la vez más sencillo. Todos saben como juegan todos. Saben sus sistemas. Se preparan para contrarrestarlos. Entonces es mucho más difícil hoy que hace 20 años atacar cinco contra cinco. Y se desmitificaron algunas cuestiones, como que está mal tomar un buen tiro a los 4 segundos de posesión. Son los fanáticos que después felicitan al que lanza un tiro peor, pero a los 22 segundos de posesión. Eso es fanatismo y no querer aceptar que el juego cambió. El sistema que busca Pablo está bien claro: primero meter la mayor cantidad de bandejas posibles, luego buscar faltas para ir a la línea y después los triples. El tema es que, justamente, los rivales oponen mayor resistencia defensiva a los tiros de mayor porcentaje, que son las bandejas, y si lo hacen sin cometer faltas, al rival le queda mejor el tiro de tres, que es mucho más útil que los de dos de 3 a 6 metros del aro. 

Nosotros creemos que Prigioni debe continuar al frente de la Selección Argentina para profundizar y desarrollar más este nuevo sistema de juego que tendrá Argentina. ¿Se puede mejorar? Obvio. Muchísimo. Tuvo menos de un mes de entrenamiento solamente. Argentina no tiene material para que se de el lujo de no tener largas y exigentes preparaciones. Ni siquiera la GD se daba ese changüí. 

Como conclusión, diré que lo único bueno de este momento es que no hay manera de mirar para el costado. Hay que hacerse cargo. Los dirigentes de lo que les toca, los jugadores de lo que les toca, los entrenadores de lo que les toca, los clubes, los periodistas. O, dejar todo como está. Perdón por poner otra vez de ejemplo al país, pero podría usarse como referencia. Lo ocurrido el 13 de agosto con Javier Milei fue un cimbronazo que podría compararse (a su medida), con haber quedado fuera del Mundial y de los Juegos. O se asume la realidad o se sigue para abajo. Yo voté a Rodríguez Larreta porque quise ser coherente con mi discurso de diálogo y sentí que era el que más lo representaba. Ahora, los que se llenan la boca de querer algo así para el básquet, ojalá den ese primer paso que nadie quiere dar para que quede claro qué es lo que quieren. En el básquetbol argentino hay una crisis que, si se espera que pase el tiempo para encararla con otros dirigentes, solo se distribuirán migajas. Porque no quedará nada. El tiempo es hoy. 

Fabián García / [email protected]
En Twitter y Threads: @basquetplus

 

 

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