Basquetplus.com

Aunque en la NBA muchas veces se piensa que el dinero sobra, en otros casos es casi un bozal. Las distintas reglamentaciones, más las lógicas maniobras para no despilfarrar la plata, hacen que en ocasiones no sea simplemente una cuestión de tener el dinero. Mark Cuban, el dueño de los Mavs, lo tiene, y en cantidad (según Forbes, su fortuna alcanza los 4.400 millones de dólares). Pero se encuentra en una encrucijada.

Lo primero que necesita hacer es renovar a su nueva megaestrella, Luka Doncic, que se convertirá en el primer rookie en la historia en conseguir una extensión de más de 200 millones por 5 años, lo cual es una buena noticia, más allá de lo que eso significa económicamente. El problema no es Doncic. El problema hoy es Kristaps Porzingis. Nadie entiende cómo los Mavs le firmaron un convenio de 5 años y ¡158 millones de dólares! Más de 31 por año, de los que todavía faltan 3. 

Eso es una traba clave para buscar jugadores competitivos que puedan rodear a Luka y así aspirar a algo más que ser un equipo de primera ronda. Desde que salió campeón en la 2010/11 frente al Miami de LeBron, Wade y Bosh, los Mavs han caido 6 veces en primera ronda de playoffs. En las otras 4, ni siquiera se clasificaron. Todo bajo el mando de Rick Carlisle, que está desde el 2009, pero al que Cuban no duda en seguir sosteniendo. 

Lo de Porzingis es un problema porque no solamente cubre mucho cupo salarial, sino porque hoy su contrato lo hace prácticamente imposible de canjear. Para la 2021/22, tiene con contrato a Powell (11 millones), Josh Richardson (11.6), Kleber (8.8), Finney Smith (4), Burke (3.1), Green (3) y Terry (1.5). La idea es renovar a Hardaway, que este año ganó 19 y seguramente querrá más. 

En ese contexto, Cuban y el general manager del equipo, Donnie Nelson (el que más años lleva en el cargo en toda la NBA tras la renuncia de Danny Ainge en Boston), tendrá que armar una estrategia económica y deportiva que permita ser competitivos ahora. Y si no, esperar a que termine el contrato de Porzingis para ir por otra estrella. Pero una de verdad.