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Allí donde exista un hecho siempre parece estar presente un argentino. Un partido por el campeonato, un equipo quebrando un récord, la elección de un presidente en otro país, un terremoto o una situación histórica… Generalmente existe un ciudadano nacional que se encuentra en el lugar y al que se puede contactar para informarse.

Esta no es la historia de alguien así, pero sí que irrumpió en el exterior a base de talento, creatividad, determinación y pasión por un deporte que lo siente como pocos. Se llama Rodrigo López Gelabert y su calidad lo llevó a la NBA. Desde Villa Regina para el mundo, con un diseño único de Nikola Jokic que lo catapultó a la merecida fama.

La vida es indescifrable, pero eso la hace magnífica y todo parece estar conectado. Entre diseños hechos para Manu Ginóbili y Fabricio Oberto, un día el cordobés publicó uno de ellos en las redes y captó la atención al otro lado del continente, cuando un brasileño de la franquicia de los Nuggets se interesó desmedidamente en él.

Aunque para entender los motivos, las encrucijadas y las deducciones de esta historia, primero hay que conocer al protagonista y cómo esa serie de eventos provocados por su acción y rebeldía lo trasladaron al escenario internacional.

“El dibujo es un segundo laburo que tengo, porque estudié Ingeniería eléctrica y esa es mi actividad principal. A toda mi familia le gusta dibujar y es algo que me encanta desde chico. Empecé haciendo encargos mientras estudiaba, pero no tenía mucho tiempo. Ahora, desde que estoy trabajando, le di más atención y cuando inició la pandemia, sin dejar mi profesión, me decidí a enfocarme un poco más”, comienza contando Rodrigo.

“El año pasado, con el encierro, me salió la chance de invertir en una tableta gráfica para dibujar de forma digital, ya que antes lo hacía a mano y de forma tradicional. Con esto pude profesionalizar más los diseños, buscando videos en YouTube e imitando otras técnicas para mejorar. Empecé publicando todo en Instagram (su cuenta es @dibusrodo) y me hacen encargos alrededor del mundo, desde Inglaterra hasta Alemania y Estados Unidos”, recuerda con orgullo.

Esa determinación también le permitió tener una oportunidad única en 2019, cuando le llevó personalmente un diseño suyo a Ginóbili en Bahía Blanca. Un primo suyo que conocía a un primo de Manu fue el nexo y, tras recorrer aproximadamente 600 kilómetros, consiguió que el exjugador de los Spurs le firme el dibujo. 

No conforme con su gesta, insistió al bahiense a que se lleve otro diseño, cuyo destinatario era Fabricio Oberto. Manu y el expivote iban a pasar las fiestas juntos y no había mejor excusa. Respuesta afirmativa, arrancó el principio de lo que sería una ola en la que cualquier persona querría subirse.

Gracias a ese detalle, Fabricio comenzó a seguirlo en Instagram y a compartir sus diseños cada vez que podía. Y así apareció la oportunidad del millón: “Gracias a estas publicaciones un día me agregó Felipe Eichenberger, al que en ese momento no lo conocía… ¡Resulta que era el preparador físico de los Nuggets! Enseguida me habló, me dijo que estaban muy buenos mis dibujos y quería saber si podía hacer uno para el equipo. Lo busqué en Google para confirmar si era verdaderamente él y así fue, ¡una locura!”. 

El primer pedido fue un dibujo de Jokic con la vestimenta del Guasón haciendo una volcada y también parado en una acción. Era para el cumpleaños de Nikola y a todos en Denver les encantó. El sueño, poco a poco, iba materializándose, pero Rodrigo seguía dormido en su propia utopía hasta que un día se despertó.

“Hola, ¿cómo andás? ¿Qué tan complicado sería hacer esto?”, le dijo Felipe hace un mes. Era otro diseño del Guasón, esta vez más ambicioso, haciendo una pose y señalando a la cámara. “¿Para cuando lo necesitás?”, respondió Rodrigo. “Lo antes posible”, señaló sin pestañear el de los Nuggets.

Manos a la obra, la velocidad de Rodrigo fue nodal y, como la visión de Jokic en la cancha, detectó rápido las ventajas y a los dos días le mandó a Felipe el primer borrador. Prueba fue, arreglo vino, en un momento el oriundo de Brasil quedó satisfecho. El diseñador, por su lado, no sabía ni para qué era, pero tampoco le interesaba mucho, quería cumplir la demanda y dejar a todos conformes.

El último mensaje fue un vaso de agua fría para que Rodrigo finalmente se levante de la cama.

“¡Ey! ¿Cómo estás? ¿Pudiste ver la remera?”, decía un mensaje de Felipe.

El argentino la miró y se decepcionó, no era su dibujo. Parecía una pesadilla…

“Mirá la parte de atrás...”, comentó el brasileño.

¡Estaba su diseño del Guasón! 

De Argentina al mundo, talento y orgullo nacional. ¿Cómo no vamos a festejar? 

Ignacio Miranda/ [email protected]
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