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Las palabras no desaparecen, podría titularse la nota sobre los dichos de Rubén Muñoz, periodista marplatense, cuando le tocó comentar el partido entre Peñarol y Andino que significó el debut en la Liga Nacional de Emanuel Ginóbili, el 19 de setiembre de 1995. 

"No sé si está Ginóbili para la Liga, me parece..." es la frase que lo perseguirá el resto de su vida, más allá de que, a esta altura, ya tiene un tinte gracioso porque fue por demás entendible. Manu no había jugado nunca, pesaba 50 kilos mojado y en el primer cruce terminó en el piso. Tenía 17 años. 

"Es verdad que yo opiné en ese momento que no estaba para la liga, más que nada por su físico. Con el transcurrir del partido, en el segundo tiempo, mostró condiciones que lo marcarían a fuego en el futuro: su temible triple", dice Muñoz hoy, casi 25 años después. 

"Eso alimentó otra frase para señalar: 'Este va ser el mejor de los Ginobili'. Jamás pude imaginar que Manu llegaría a ser lo que fue, un increible jugador de la NBA al punto de tener la responsabilidad de tomar decisiones por su equipo en los instantes finales de un juego. Menos mal que Emanuel se apiadó de mí y en charla con Varsky avaló mi comentario", completa el Ruso.

La realidad es que, más allá de que ese año terminó siendo elegido la revelación de la temporada, nadie podía soñar con que se convertiría en el jugador que se convirtió y que crecería tan rápido, como para pasar a ser estrella de la Liga en 1997/98.