Informe: en la NBA las defensas no empeoraron, los ataques mejoraron
22:19 07/01/2020 | Un estudio que prueba porqué los ataques están en ascenso. El ritmo de juego, las posesiones y la técnica individual son claves.
Continuamente las defensas en la NBA son un foco de debate entre aficionados, jugadores y entrenadores de todo el mundo. ¿No se está defendiendo como antes? ¿es un proceso de adaptación a nuevos esquemas? o ¿los ataques evolucionaron? son preguntas que suscitan interés, interrogantes e incertidumbre por doquier. Las opiniones son completamente heterogéneas y todavía no se llegó a la raíz del problema, a la conclusión del supuesto teórico.
Por ello, es necesario hacer un análisis que responda estas inquisiciones de manera tal que no queden dudas de lo que ocurre en este nuevo paradigma del baloncesto norteamericano. Las modificaciones en algunas de las reglas, un aumento de las posesiones y del ritmo de juego (factor pace en inglés). Desequilibrios individuales que antes no ocurrían en demasía y selección de partidos para esforzarse tácticamente en detener al rival, son algunos de los causantes de esta sensación de que no hay defensas.
Es por eso que en este artículo se intentará argumentar por qué los ataques evolucionaron y las defensas simplemente se mantuvieron en el mismo nivel de siempre, entendiendo el momento concreto en el cual pisar el acelerador. Generalmente esto ocurrió y ocurre en playoffs, en donde las franquicias que compiten por el anillo hacen siempre los ajustes necesarios para mitigar esos desequilibrios individuales.
Cambios en las reglas
Una de las políticas de homogeneización entre NBA y FIBA se lanzó la temporada pasada y fue el reinicio del reloj de posesión a 14 segundos y no a 24, como sucedía antes. Desde el primer minuto esto agilizó los tiempos y provocó un aumento del ritmo de juego, especialmente tras un rebote ofensivo, en donde los equipos deben decidir rápidamente qué hacer con el balón, en vez de volver a mitad de cancha e intentar otra jugada en una situación que siempre pareció más del baloncesto universitario que profesional.
A pesar de que, según Nylon Calculus, sólo el seis por ciento de todas las posesiones tras rebotes ofensivos duraron más de 14 segundos la temporada 2017/18, en la 2018/19 se buscó potenciar y favorecer esa tendencia para que ese porcentaje sea aún menor. Tal es así que en esta campaña el 75% de esas posesiones duraron cinco segundos o menos. Esto sucede porque los equipos ya están preparados táctica e individualmente para afrontar y resolver tales situaciones, en el menor margen de tiempo posible con la mayor capacidad de acierto.
Jugadores de la calidad de James Harden, Kevin Durant o Paul George (quien dicho sea de paso era uno de los que más tardaba en lanzar tras segundas oportunidades) se están viendo beneficiados de manera abismal gracias a esta regla, puesto que les permite decidir de manera rápida con movimientos rápidos diseñados exactamente para que ellos puedan salir a tomar lanzamientos tras un bloqueo o recibir un pick and roll y descargar al pívot en la caída o a los tiradores replegados en los codos/esquinas.
Por ejemplo, Houston siempre utiliza rotaciones ligeras de balón o bloqueos en el eje o en los codos para intentar que Harden quede en la posición más cómoda posible para tomar un tiro. A su vez, siempre está el recurso de lanzar de tres puntos tras recepción, como comenzaron a poner de moda Stephen Curry y luego Paul George y Damian Lillard con sus tiros de ocho, nueve y diez metros.
Aumento de las posesiones y del ritmo
Otro de los factores claves es la cantidad exorbitante de posesiones que está jugando cada equipo esta temporada, en donde el síndrome Golden State se incrustó en todas y cada una de las franquicias, exceptuando, por ejemplo, a San Antonio Spurs o Denver Nuggets. Comparando con la temporada 2013-2014, hubo un aumento de 6.2 posesiones de 93.9 a 100.1. Esta dicotomía aumenta aún más si nos situamos en la temporada 1997-1998, en la que se jugaba a un ritmo de 90.3 posesiones por partido.
Los equipos apuestan cada vez más al ataque de rock and roll, con posesiones cortas, pero ordenadas en las que cada uno de los integrantes del plantel conoce su función a la hora de correr en transición. Mediante la posta de Golden State, otros equipos como Milwaukee Bucks (con Giannis Antetokounmpo a la cabeza) igualaron y hasta superaron el ritmo de posesiones de los californianos.
Los de Wisconsin promedian 104.4 posesiones por partido, 4.4 más que la media de la liga, y su ataque está lejos de ser caótico. Su ofensiva se basa en Giannis como portador de balón primario tras atrapar él mismo el rebote, con el base corriendo a un costado y con los exteriores o el interior cayendo de tráiler o abriéndose a las esquinas.
El equipo de Mike Budenholzer también demuestra un punto clave que avala la teoría: la organización en medio del caos. La eficiencia de conjuntos como Milwaukee, Golden State o Sacramento Kings es posible por el orden de sus sistemas, que mediante movimientos de rombo para sacar a los tiradores o cortinas directas hacia el portador de balón encuentran formas muy eficientes de llegar al aro o tomar lanzamientos en posiciones cómodas. También otras veces, en el caso de los reyes, el que sube la pelota es el base (D´Aaron Fox) y es él quien decide romper hacia el aro o alimentar a los jugadores reprimidos en los codos, esquinas o zona pintada.
Mayor talento individual
La inserción de los unicornios, los pívotes con lanzamiento viable y habilidades de frente al aro, y la evolución de los jugadores de rol al aumentar su repertorio ofensivo, son algunas de las variantes claves que contribuyeron a la agilización del básquet moderno en los últimos tiempos. Ya nadie puede ser etiquetado en un solo envase, todos deben ser capaces de hacer distintas cosas que contribuyan al funcionamiento colectivo. No basta con ser un tirador o un ágil defensor, sino que también es necesario poder tener buen manejo del balón, penetración o un tiro confiable de manera tal que no se otorguen ventajas algunas a las defensas.
La versatilidad de los jugadores, en especial de los imberbes con pocas temporadas en la liga, está produciendo un punto de quiebre. Estrellas como Ben Simmons, Joel Embiid, Luka Doncic, Nikola Jokic, Kristaps Porzingis o Giannis Antetokounmpo, son capaces de hacer prácticamente de todo en una cancha de baloncesto, y la mayoría de ellos lo hace midiendo más de dos metros de altura. Pueden subir la pelota, lanzar de media y larga distancia, pasar el balón, tomar rebotes y poner bloqueos, lo que se les demande lo hacen.
Además de estos mencionados unicornios también hay otra clase de jugadores que evolucionaron en todos los sentidos: los tiradores. Aquellos que en el pasado sólo debían quedarse abiertos en las esquinas, esperando al pase de los jugadores importantes, debieron mutar y adaptarse a lo que demanda la liga. Estos especialistas deben ser capaces de leer las jugadas, mantenerse en movimiento constante, realizar bloqueos y lanzar tras bote.
Jugadores de la calidad de JJ Redick, Klay Thompson, Robert Covington, Kyle Korver y Wayne Ellington son tan importantes como las estrellas por su habilidad para abrir la cancha, aportar soluciones en momentos de sequía y contribuir al funcionamiento integral del equipo en el costado ofensivo.
Junto con ello, el surgimiento de los denominados three and d (triples y defensa) también creó otra amenaza de la que las defensas deben ocuparse. Esos especialistas defensivos que en el pasado eran fantasmas que desaparecían durante los ataques de sus plantillas, mejoraron y le agregaron eficiencia exterior de larga distancia a su inventario. Actualmente se podría decir que, ofensivamente, ocupan el rol de tiradores y siempre se encuentra replegados en los espacios en donde analíticamente tienen mejor efectividad. Este es el caso de PJ Tucker o de James Ennis III, quienes se ocultan en las esquinas para castigar en el momento oportuno.
Selección de partidos a ganar
82 partidos de temporada regular, 28 de playoffs (si todas las series llegaran al séptimo partido) y otros tantos de preparación provocan un desgaste constante y la mayoría de los equipos debe seleccionar aquellos partidos en los que sus jugadores podrían realizar más esfuerzo que en otros. Generalmente, en los enfrentamientos en noches consecutivas (back to back en inglés) o en aquellos de muchos viajes en pocos días, los entrenadores deciden dar descanso a sus estrellas para evitar que ocurran lesiones o situaciones forzadas.
Ignacio Miranda/ [email protected]
En Twitter: @basquetplus
En Twitter: @nachomiranda14
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