Penny Hardaway, otra figura que las lesiones mermaron su brillo
20:41 01/10/2024 | Anfernee tenía tanto talento que Shaquille O’Neal pidió insistentemente que Orlando lo drafteara, pero una lesión de rodilla terminó con su protagonismo.
El retiro de Derrick Rose reabre ese duro ítem de los what if de la historia de la NBA. Y un caso similar es el de Penny Hardaway entre finales del siglo XX y el comienzo del XXI.
Anfernee maravilló a Shaquille O’neal en el rodaje de una de sus películas y el gigante terminó pidiendo por favor que Orlando lo drafteara. A partir de ese 1993, donde fue elegido en la tercera posición por Golden State y traspasado inmediatamente al Magic, comenzó su brillo total.
Con la dupla Hardway-O’Neal, Orlando brilló en sus primeros años como franquicia NBA y hasta llegó a la final de 1995, cayendo frente a Houston después de bajar a los Bulls de Michael Jordan. Hasta allí, Hardaway había tenido temporadas por encima de los 20 puntos y eso duró hasta la 97/98, cuando las lesiones comenzaron a hacer mella en el rendimiento de un jugador sumamente físico e intenso, que hasta venía de ser oro olímpico en Atlanta 1996.
En esa 97/98, ya como figura solitaria del Magic ante la salida de Shaq a los Lakers, solo pudo jugar 19 partidos, en la 98/99 jugó en 50 y en la 99/00 fue traspasado a Phoenix, dejando atrás ya aquel jugador destacado por sus acrobáticas acciones. En la 00/01 sufrió una durísima lesión de rodilla y solo pudo jugar 4 partidos. A partir de allí solo disputó 80 partidos en la 01/02 y su rendimiento siguió mermando hasta pasar por New York, donde volvió a sufrir lesiones duras y jugó hasta la 05/06, y tuvo un breve regreso en la 07/08 en Miami.
Un jugador que apuntaba a ser la cara de la NBA en la era post Michael Jordan y al que las lesiones le apagaron casi por completo su brillo. Hardaway en su momento explicó en charla con Ashely Nicole Moss: “Como jugador, probablemente no soy uno de los mejores, siento que me lastimé y perdí lugar. Pero demostré lo suficiente para saber que soy uno de los mejores jugadores que haya jugado el juego. Con esto explico que como base armador conoces el juego, los detalles de tu equipo, eres una extensión del entrenador y realmente no me importa lo que sienten o lo que dicen, pero escucho esas cosas y toda una motivación surge desde mi para defender mi legado”.
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