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El último golpe llegó en la derrota 113-109 en tiempo extra ante los Lakers, en la que Jalen Brunson brilló con 39 puntos y 10 asistencias antes de salir lesionado con una aparente dolencia en la pantorrilla derecha. La jugada dejó a los Knicks sin su líder en el momento más crítico y expuso, una vez más, su incapacidad para cerrar partidos contra rivales de peso. A pesar de ir ganando por 13 puntos, New York dejó escapar otra victoria y sigue sin sumar un solo triunfo ante los cuatro mejores equipos de la liga: 0-2 contra los Lakers (2° Oeste), 0-3 ante los Celtics (2° Este), 0-2 frente a los Cavaliers (1° Este) y 0-2 contra los Thunder (1° Oeste).

La situación es alarmante porque, si bien su récord global de 40-13 contra el resto de la NBA es sólido, los Knicks aún no han demostrado estar a la altura de las máximas potencias. La derrota en Los Ángeles evidenció problemas de ejecución en el clutch: con el juego igualado en 99, no lograron lanzar en la última posesión del tiempo regular, y en la prórroga dependieron casi exclusivamente de Brunson. Karl-Anthony Towns (12 puntos, 3-13 en tiros) y Mikal Bridges (seis intentos de tiro) estuvieron lejos de ser los refuerzos decisivos que se esperaban.

Mientras los Lakers consolidan su candidatura con nueve victorias en los últimos 11 partidos, los Knicks siguen sin una hoja de ruta clara para competir en la élite. En un posible escenario de playoffs, el equipo de Tom Thibodeau podría chocar con Boston o Cleveland en segunda ronda, sin haber mostrado aún la capacidad de ganarles. El talento está, pero el mensaje es claro: sin victorias ante los contendientes serios, la apuesta de New York sigue sin dar resultados.