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Nada en la NBA movió tanto en este siglo como el debut de Luka Doncic con Los Angeles Lakers. Nada. Ni el regreso de Michael Jordan (el segundo), con los Wizards, ni el de Shaquille O'Neal en Miami ni nada por el estilo, ni el de LeBron James en Miami, quizá lo más parecido a lo de esta noche. Lo de Doncic fue el mayor evento en expectativa en la era digital de todos los tiempos. Y salió todo como si hubiese sido escrito en un guión. 

La cancha, inundada de camisetas 77 amarillas, vio como el esloveno metía sus primeros puntos en su segundo intento al cesto, una bomba de tres para poner el resultado 14-10 a los 4 minutos de partido. Luego anotaría dos más y se iría por primera vez al banco tras 7 minutos, intensos, en cancha. Todos con Lebron de compañero. 

Al final de la primera mitad, ya con el partido decidido ante un rival flojísimo (72-47), Doncic llevaba 11 puntos, 3 rebotes y 3 asistencias, mostrándole al público lo que el público quería: puntos, talento, buenos pases y adaptación inmediata con un equipo que ahora aspira a todo. ¿Le dará el cuero? Habrá que ver qué pasa contra rivales decentes. 

La segunda mitad fue un aburrimiento total. Luka metió un 2+1 y después, notablemente cansado, erró todo lo que tiró (1/7 triples), mientras que LeBron estuvo demasiado en cancha en un partido liquidado y lo pagó forzando un choque con un rival que lo hizo retirar bastante dolorido. 

Partido para festejar el debut de Doncic en los Lakers que cumplió su cometido. Solamente eso. El esloveno sintió los 46 días sin jugar, pero igual dio lo que podía y se fue con 14 puntos (5/14 de cancha), 5 rebotes y 4 asistencias en 23m33s. Lebron metió 24. Los Lakers ganaron 132-113, sexta seguida. Mañana miércoles volverán a jugar los mismos rivales, pero ahora en Utah. Ya habrá pasado el efecto debut. Ahora tendrán que empezar a jugar, a ver si tienen resto para buscar el anillo. No será un camino sencillo. 

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