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Boston Celtics está 2-0 arriba en la final ante Dallas Mavericks, confirmando su condición de firme candidato a quedarse con el anillo de campeón de la NBA. En estos dos encuentros, uno de los jugadores que más se destacó es Kristaps Porzingis. El letón, achacado por las lesiones durante toda su carrera, regresó para la definición luego de ausentarse unas semanas del equipo, pero volvió a lesionarse y su vuelta a las canchas es una incertidumbre.

Porzingis, desde que llegó a la NBA, fue un jugador importante, una figura destacada, pero le costó terminar de establecerse en un equipo y convertirse en un jugador franquicia. En Boston, con otras estrellas importantes, se pudo asentar y generar mucho desde su lugar, pero las lesiones volvieron a jugarle una mala pasada.

Kristaps comenzó a jugar en Liepajas Lauvas, el club de su lugar de nacimiento. Pero con apenas 15 años es reclutado por CB Sevilla. Allí termina de hacer su etapa formativa pero no solo eso, también inicia su carrera como jugador profesional. En 2013/14 cuando Aíto García Meneses estaba al frente del primer equipo y lo hizo debutar en la Liga ACB, con apenas 18 años. Llegó a jugar tres temporadas en la máxima categoría española totalizando 76 encuentros con una media de 8.2 puntos y 3.5 rebotes.

Sus buenas actuaciones y su poderío físico lo pusieron en boca de todos. La NBA empezó a mirarlo con buenos ojos y fueron los Knicks quienes lo eligieron en el draft de 2015 en la cuarta posición, detrás de Karl Anthony Towns, D’Angelo Russell y Jahlil Okafor. Ese mismo año comenzó su experiencia en la mejor liga del planeta, primero vistiendo la camiseta de New York, luego pasando por Dallas Mavericks y Washington Wizards antes de llegar a Boston.

Porzingis nunca se olvida de sus años en Sevilla, incluso cuando fue traspasado a los Wizards, destacó en una entrevista: “Todas las relaciones que dejé y tengo en Sevilla son muy especiales para mí, porque llegué siendo muy joven, y aunque me fui siendo muy joven también, esos cinco años me ayudaron a crecer mucho como persona y como jugador, por lo que le estoy muy agradecido a Sevilla”.

Pero eso no fue todo. Al hablar de Aíto, Kristaps lo recuerda diciendo, nada más y nada menos: “Me enseñó a jugar al básquet”.