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Una de las grandes y principales discusiones de la NBA es definir quién es el mejor jugador de la historia. Los dos más nombrados y más votados son Michael Jordan y LeBron James, aunque algunos pueden destacar a algún otro jugador más. Su Majestad tuvo un paso infalible por Chicago ganando seis anillos de campeón en ocho temporadas, con dos tripletes y con un retiro en el medio.

En la década del 90 cuando Chicago vivió los mejores años de su existencia como franquicia, tuvo duelos memorables con varios rivales, uno de los que tomaron color de clásico fueron ante Seattle Supersonics. El equipo liderado por Gary Payton y Shawn Kemp tuvo buenas temporadas pero tuvo la mala suerte de ser contemporáneo a los Bulls y otros grandes equipos como los Rockets de Charles Barkley.

En la temporada 95/96, los Bulls y los Supersonics alcanzaron la final de la NBA y se vieron las caras frente a frente. Chicago terminó obteniendo su cuarto anillo, el primero desde el regreso de Jordan tras vencer la serie por 4-2. Pero para el propio Kemp, la figura de Seattle, no fue Su Majestad el jugador determinante de esa definición.

Kemp habló recientemente en el podcast 'All The Smoke', destacando el impacto de Rodman sobre Jordan en la serie contra los Bulls. Shawn compartió sus ideas sobre los desafíos que enfrentaron los SuperSonics, particularmente contra Dennis. “Pusieron a Detlef sobre MJ. Schrempfes un gran jugador. No creo que haya sido justo para él. En todo caso, si sacas a alguien del banco y pones a Michael Jordan, puedes desperdiciar faltas y ser físico con él. Pero, si sales ahí siendo blando con Michael, él se va a aprovechar de ti, y eso es exactamente lo que sucedió”, comentó Kemp.

Luego agregó: “Pero Michael no fue la razón. No nos ganó en el campeonato. Estábamos encima de él. No nos ganó. Dennis Rodman fue el que nos ganó. No teníamos respuesta para él. No teníamos respuesta para Rodman”. Enseguida dio los motivos de esto: “Quiero decir, cada vez que necesitaban una segunda oportunidad para algo especial o un rebote extra o un desvío, Dennis volaba y guiñaba el ojo y, conseguía el balón, frustrando a todos en el equipo”.