Informe

Ogi Stojakovic, el asistente de Denver que Jokic odiaba y ahora ama

15:08 24/02/2022 | Ogi es serbio como Nikola, y director de desarrollo de jugadores de Denver. Su relación, de arranque, fue a pleno choque. Hoy son inseparables.

Jokic adelante, Stojakovic atrás: un dúo inseparable (Foto The Denver Post)

No es extraño ver jugadores surgidos de lo que fue en su momento Yugoslavia que desborden talento. Desde los Petrovic o Kukoc en los 80 y 90, pasando por Bodiroga o Rebraca ya más en los 2000, o Teodosic, Bogdanovic y muchos otros más cerca en el tiempo, todos fueron reflejo de un sistema de formación que, hoy, sigue siendo determinante aunque Yugoslavia se haya dividido en muchos países. 

En esos lugares se entrena el talento, que existe por naturaleza, además del físico. Como puede ocurrir en Lituania o, de otro modo, en Estados Unidos. Nikola Jokic es producto de ese sistema en divisiones formativas, pero no esa ése el Jokic que llegó a los Nuggets antes del comienzo de la temporada 2015/16. Ni física ni técnicamente. 

El que ya estaba en Denver, desde un año antes, era otro serbio, pero menos conocido. O nada conocido, para ser sinceros: Ogi Stojakovic. Hoy, Ogi es director de desarrollo de jugadores en los Nuggets, y antes fue entrenador del famoso FMP de su país, de donde surgieron muchas figuras, al igual que del Mega, en donde se formó Jokic. De hecho, según cuenta Mike Singer en The Denver Post, Ogi sabía de Nikola, y Nikola de Ogi por su escuela de básquet en Belgrado, aunque no se conocieron personalmente hasta que el pivote llegó a la NBA. Y no fue fácil ese inicio de relación. 

Cuenta Jokic en esa misma nota: "Lo odiaba. Discutíamos, peleábamos todo el tiempo. Al comienzo de mi tercer año yo era joven y no sabía muy bien qué iba a hacer. Pero él siempre lo sabía. Él siempre quiso que yo fuera lo mejor que pudiera ser". Para Stojakovic, esos momentos de fricción eran normales. "El proceso para convertirse de talento a ser un jugador de pleno potencial necesita tiempo, mucha energía y esfuerzo. Cuando llegó, trabajamos muchísimo, y uno de los puntos fundamentales fue construir buenos hábitos de trabajo, algo que no es fácil".

Sin embargo, la idea que tenía Stojakovic no encajaba en la cabeza de Jokic. Ogi veía que tenía cosas de Nowitzki, pero en el físico de una especie de Marc Gasol. Y con la cabeza de Steve Nash. A eso enfocó con su trabajo de fundamentos, e insistió en hacerle practicar tiros y movimientos que enojaban a Nikola, porque pensaba que jamás iba a usar. Él se veía desnivelando cerca del cesto y tirando algún que otro triple. "Todos los tiros que hago, los practico desde mi primer día aquí", dice Jokic en la nota. “Todas las flotadoras, los tiros de una sola pierna, los de rango medio. Nunca pensé que iba a ser un tipo de midrange”. Hoy no solo lo es, sino que anota con un porcentaje altísimo, y en cantidad solo es superado por Ja Morant, Luka Doncic y Paskal Siakam.

Dice Stojakovic: "Nikola no es realmente atlético, pero es largo. Entonces pusimos su codo un poco más alto, y pulimos eso: todas las flotadoras, izquierda, derecha. Agregamos también runners (una mezcla de flotadora con bandeja, pero más lejana), por lo que tiene más espacio. Y, básicamente, comenzamos a construir con diferentes tipos de juego de pies y desde ahí, ¿cómo puede obtener más espacio? Entonces agregamos el manejo del balón... Incluso hoy, agregamos una o dos cosas dependiendo de la defensa”.

Stojakovic, para Michael Malone, se convirtió en una pieza clave, y no solo para Jokic. Cada día suma algo nuevo. Malone lo considera un drogadicto del básquet. Es un detallista casi enfermizo y eso genera avances en el juego de todos. 

De aquel enfrentamiento del comienzo, Jokic se dio cuenta que Ogi era su compañero ideal, un hermano mayor, como lo considera ahora. Cuando Stojakovic tuvo Covid 19, la esposa de Nikola le hacía pasteles todos los días, y cuando Ogi se sumó al equipo de nuevo, se generó un video que se hizo viral, en el que Nikola, sorprendido, lo ve llegar al bus y se le enciende la cara con una gran sonrisa y va a su encuentro para abrazarlo como un nene. 
 

Fuente: 
Mike Singer, The Denver Post

Compartir