El análisis de Vadell, J4: Batman necesita Robins
18:59 12/06/2022 | Seguimos desmenuzando la definición de Golden State-Boston tras el juego 4 que marcó la gran recuperación de los Warriors y la maravilla de Curry.
Hablamos de orgullo y vanidad. Hoy somos todo vanidad. Perdón, pero no podemos ocultarlo, seguimos chequeando en qué otro medio o análisis se solicitó a Kerr por Porter de titular. ¿Somos el único medio del mundo? ¿Kerr nos lee? ¿Kerr nos roba las ideas? ¿La llamada perdida que tengo es de Bob Myers? Mientras estábamos en esta escalada incesante de nuestra autoestima, llamó nuestro querido José Sentido Común, contando que era él, el de la perdida, que nos bajemos de la carroza, que la reina ya viene y nos dijo: "Muchachos, si los que defienden normal, defienden bien, esto se lo lleva Golden". En la frenada nos estampamos contra la realidad y decidimos contar lo mejor que podamos el juego 4.
El impacto de la entrada de Porter al quinteto inicial fue bajo en producción. Boston empezó mejor, pero en la rotación siguiente, cuando ingresó por Green, otra vez de mal arranque, ya con Looney como centro, todo se acomodó y comenzó a funcionar la idea de jugar la mayor cantidad de tiempo con más espacio y a su vez combinarlo con equipos defensivos.
Porque la clave era defender mejor, algo que pensamos, que Thompson pueda en tramos defender a Tatum o a Brown, para poder jugar el small ball con Draymond de centro y no sufrir en el rebote. El control de las rotaciones y la mejora en varios jugadores fueron el sostén de la única súper estrella que juega estas finales, Steph Curry, The Batman, el superhéroe sin súper poderes, físico de ser humano normal, inteligencia, coraje, tiro y defensa. Constante, incontrolable por momentos, silenció el Garden con juego.
Los Warriors fueron inteligentes en ir solucionando y mejorando cosas a través del partido. Boston sostenía todo a base de triples, esta vez más contestados, pero no era tan eficiente como en el partido 2 cerca de la pintura y le sumaba pérdidas que le costaban puntos fáciles. Looney era un problema porque, con rebotes ofensivos, le igualaba la ventaja que Robert Williams había tenido.
Hubo un momento clave para Jayson Tatum, en donde las pérdidas de balón lo desenfocaron y jugó enojado, seleccionando mal sus tiros, no asistiendo cuando fue bien defendido en los cambios de marca, donde lo obligaban una vez más a penetrar para no poder tomar ritmo de tiro con el dribling, esperándolo con ayudas que esta vez sí fueron eficientes. No ayudaba White que, también con pérdidas, manchaba sus 3 triples. Los Celtics estaban en un partido similar, con Brown más controlado. Le costaba, sus 2 triples fueron en el segundo cuarto y no gravitó en momentos calientes, donde lo que se estaba engranando en los de San Francisco saldría a la luz con Thompson, Wiggins y Poole.
Otra vez el 3er cuarto
Lo abre Curry con 5 puntos rápidos y marca que pasara de nuevo lo de los partidos anteriores. Boston entra en el gol por gol pero ocurre lo que Kerr esperaba: que Thompson pueda defender a Tatum, y no solo eso. Le toca dos balones, dos balones que le pegan en la mentalidad de la joven estrella, y que también pegan en la mentalidad del compañero preferido de Steph, autor de 8 puntos en el último cuarto apostando a lo difícil, mano a mano y cortinas indirectas. El catch and shoot de GSW fue muy bajo con respecto al de Boston. Los puntos desde el portabalón en pick and roll lo mismo. Contraataque, rebotes ofensivos, cortinas indirectas, hand off y sumar, además de la mejor defensa posible, con permanentes cambios entre Poole y Green para mantener el espacio y la defensa. Boston retuvo mucho en campo a Robert Williams, récord en los playoffs, con 31 minutos, para contestar la intención de cambio de los de San Francisco, que también hacían jugar mucho tiempo a Looney con respecto a los partidos anteriores.
Esto es de gran paridad. Las propuestas solo tienen pequeños grandes cambios que dan resultado, aunque sea mínimo, y van cambiando la moral de los participantes. En equipo muy parejos, hay que imponerse en pequeñas cosas, en errores que no duelan, calibrar, jugar sin prejuicios olvidando todo lo anterior. Con Batman se recuperó lo perdido, la localía, pero como en el comic, siempre necesita ayuda. Es humano y Green entró y definió con grandes acciones ofensivas, repartiendo 3 asistencias en el 4to, para aclarar un partido muy peleado. Wiggins atacó sin dudas y reboteó (17 puntos y 16 rebotes), Poole y Thompson fueron efectivos en los tramos finales y Looney una presencia interna y con un +21 en el más menos se consolidó como en la serie anterior.
Batman no es el más fuerte, ni el más poderoso. Es el más inteligente, el líder incansable y constante que abre un universo de posibilidades favorables para, en casa, definir.
Por Diego Vadell
Entrenador de San Martín de Corrientes
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