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Si bien el deadline de los trades terminó ayer por la tarde, los rebotes siguen y seguirán dándose un tiempo más, ya con los cortes y fichajes que se puedan dar dentro del marco legal de la NBA. Y menos de 24 horas después de finalizado el período de traspasos, ya hay una bombita: Shams anuncia la rescisión de contrato de parte de Ben Simmons (buyout) con Brooklyn Nets, para quedar liberado para negociar con quien quiera. 

Simmons tenía un acuerdo con los Nets hasta esta temporada, que en realidad era el que había firmado originalmente con los Sixers en el 2019 por una extensión del que tenía por 5 años. La cuestión es que prefirió irse y así ver opciones. La realidad marca que Simmons, número 1 del draft de 2016, no ha podido en estos 8 años y medio hacer pie nunca, al menos para lo que se esperaba de él, un enorme talento de 2.06 que podía jugar de base o de pivote. 

Sin embargo, arrancó mal, porque se perdió su primer año entero por lesión. Luego fue novato del año con buenos números, pero la dupla letal con Joel Embiid nunca llegó a nada. Se fue después de un escándalo a Brooklyn en otro gran trade deadline en el 2022 a cambio de James Harden, pero ni jugó ese final del 2022 también por una lesión que ya lo había marginado toda esa campaña. En Brooklyn estuvo media 22/23 afuera y casi toda la 23/24. Este año venía jugando con algo más de normalidad, pero números bajísimos. Y encima con un contrato alto (40 millones). Veremos quién se hace cargo del lastre. 

Según Shams, las opciones son Cleveland y los Clippers (podría juntarse con el que hizo el intercambio en el 2022, James Harden). En ambos casos, seguramente, por contratos simbólicos. Simmons necesita que vuelvan a creer en él y, si no es caro, puede tener algún lugar específico en estos conjuntos sin resentir sus economías. Su presencia física vale si está bien de la cabeza, algo que no ha pasado seguido en su carrera. El que se lo lleve, hará una apuesta. Si le sale bien, bingo.