Finales LNB

¿Cómo quedaron Quimsa e Instituto anímicamente tras el Juego 1?

17:23 01/06/2022 | El primer partido final tuvo muchos condimentos emocionales y analizamos lo ocurrido en función del futuro inmediato.

Thomas, el héroe de la noche; atrás González, uno de los más afectados por el ambiente (Foto LNB Contenidos)

Aunque todas las finales tienen un sustento importante en lo emocional, anoche el primer partido entre Quimsa e Instituto tuvo muchos condimentos anímicos que, creemos, terminaron tuviendo peso y, además, se dio un cierre que también puede tener efectos en lo que se viene. Analicemos algunos casos. 

El peso de los anotadores en Quimsa

Quimsa no pudo disfrutar de ninguno de los generadores habituales de puntos. Anderson (15.6), se quedó en 9, tuvo problemas de faltas, jugó poco y nunca desequilibró a Gallizzi. Baralle (13.1), estuvo muy torcido para el aro (1/8, 3 puntos), los tiros abiertos no los metió y nunca pudo salir de la telaraña defensiva que le opuso Instituto. Quizá le pesó también un poco la responsabilidad de anotar en una final, algo que no había vivido nunca. Terry (3 puntos), tampoco estuvo fino adelante, se lo notó disminuido físicamente y no muy contento con su rol probablemente, pero la realidad es que no se ganó más minutos. El que sacó la cara por todos fue Thomas, que ya viene con buenos partidos, y que se mostró desinhibido con el balón. Instituto tampoco tuvo en línea a Martín Cuello, más allá de que estuvo en su media de puntos (13). Tiró 5/14 y recién se le abrió un poco más el aro en el último cuarto. 

La presión sobre el Chuzito González

Por el lado de Instituto, estaba claro que González no iba a tener una noche tranquila. Empezó este torneo en Quimsa, se fue después del Súper 20 en una salida poco clara e iba a ser el destinatario de los hinchas locales. Pasó y al Chuzito lo afectó. No fue normal su noche. No metió ninguno de sus 7 tiros de cancha, erró 4 de 8 libres y se mostró incómodo. La lógica sería que mañana eso ya esté asumido. 

La forma de la derrota, la forma de la victoria

Esta es la parte más difícil de adivinar. Porque el juego, en su desarrollo, y el resultado final, tienen varias puntas que pueden picar para distintos lados. Ejemplo 1: ¿se fue fuerte Quimsa pese a ganar, habiendo desperdiciado 9 puntos de ventaja en los últimos 3 minutos? A priori uno diría que sí, porque pasó de tenerlo casi perdido después de esa ventaja, a ganarlo sobre la bocina. Un triunfo en la última bola así siempre es un gran espaldarazo anímico para el que la mete, y un gran golpe para el que lo pierde, pero en este caso la definición tiene más lecturas. 

Una es que Instituto remó contra corriente casi todo el partido, llegó a sentirse ganador en la penúltima con una acción que pocas veces se da (un 2+1 con un rebote ofensivo a 5 segundos del final), pero se quedó sin nada. ¿Qué puede sacar de positivo Instituto de este partido? ¿Que casi lo gana? Es complicado. Victoriano tendrá que ser muy hábil para descomprimir un grito que quedó trunco, porque mañana tiene que volver a presentarse como contendiente. 

De la misma manera, estamos convencidos de que si Quimsa erraba la última, le iba a ser muy difícil volver a meterse en la serie, porque era regalar un partido casi ganado, pese a haber jugado 37 minutos buenos o, al menos, favorables a su plan. La cabeza empezó a jugar fuerte anoche y promete ser protagonista central de lo que queda. Porque un volantazo puede modificar todo en 5 segundos. Quedó demostrado.

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