Beto Cabrera, el responsable de liberar a Fefo Ruiz en el básquet argentino
10:05 20/03/2025 | El uruguayo dominó la Liga Nacional en sus inicios y hasta hoy en día tiene el mejor promedio goleador, lo que pocos saben es que su llegada fue gracias a otro crack.
La historia de Wilfredo "Fefo" Ruíz en Argentina está escrita con puntos. Fue el máximo anotador de las primeras tres ediciones de la Liga Nacional y aún mantiene el mejor promedio goleador de la historia con 28.6 por partido en 132 encuentros. Sin embargo, su desembarco en Bahía Blanca no se debió al azar. Fue Beto Cabrera quien, con su ojo clínico y su pasión por el juego, decidió llevarlo a Estudiantes en 1985 tras seguirlo de cerca en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles y en amistosos previos contra Puerto Rico. "Yo ficho para un equipo mexicano y en febrero de 1985 me viene Beto a buscar directamente a Montevideo", recordó Fefo en una entrevista con Básquet Plus en 2020.
Cabrera, uno de los grandes arquitectos del básquet en la ciudad, no solo le abrió las puertas a Ruíz, sino que también fue un referente dentro del plantel. "El que me fue a buscar fue Beto Cabrera, Mandrake. Significa muchísimo eso. Él se entrenaba con nosotros en Estudiantes y la seguía metiendo con 40 años a la par de nosotros. Una cosa bárbara", destacó el uruguayo sobre su descubridor. Beto, que construyó su legado con 18 títulos en Estudiantes y con la selección de Bahía Blanca, fue el gran capitán de su generación, siempre con la mirada puesta en el crecimiento del básquet.
Fefo Ruíz no tardó en demostrar por qué Cabrera apostó por él. Sus números fueron abrumadores desde el inicio. En su primera temporada promedió 32.9 puntos, en la segunda 31.5 y en la tercera 30.4, dejando una huella imborrable en la historia del torneo. Su capacidad para anotar no tenía precedentes. Ruíz, que llegó a anotar 50.7 puntos de promedio en 33 juegos en Uruguay, entrenaba con una disciplina feroz: Su técnica y precisión lo convirtieron en el tirador más temido de los primeros años de la Liga Nacional, dejando en claro que su talento era producto tanto de su condición natural como de su esfuerzo metódico.
Después de su paso por Estudiantes, Fefo se cruzó de vereda y jugó en Olimpo de Bahía Blanca antes de regresar a Uruguay, donde cosechó títulos y cerró su carrera en 2002 en Universitario de Salto. Su legado en Argentina es innegable, pero sin Beto Cabrera su historia pudo haber sido otra. Fue su instinto, su conocimiento del juego y su amor por Bahía Blanca lo que permitió que un anotador extraordinario tuviera la plataforma ideal para brillar en la Liga Nacional.
Pablo Catalá / [email protected]
En Twitter: @basquetplus
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