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Por la Liga Nacional de Argentina pasaron muchos extranjeros, algunos dejaron una imagen mejor que otros, serán recordados por lo que hicieron en sus equipos, ya sea para bien o para mal, otros por su relación con sus compañeros, por el trato y algunos, aunque pocos, por sus festejos. Mike Lamont Wilson dejó una gran huella por el básquet argentino, los que jugaron con él lo destacaron como un gran compañero. Pero no fue lo único: fue protagonista de uno de los mejores festejos de campeonato en la historia de la Liga.

Haciendo un repaso, Wilson arribó siendo un jovencito a la ciudad santafesina de Firmat para jugar en Firmat FC. Llegó en 1986 y puso en semifinales a uno de los peores equipos de la temporada. Bajó al Sport Club de León Najnudel y Pichi Campana y le mojó la oreja a Olimpia de Venado Tuerto pero no lo pudo vencer. Siguió su carrera por River Plate, luego el club de Cañada de Gómez y posteriormente en Independiente de General Pico, en la 93/94. Allí se fue de mala manera y abandonó al equipo antes de las semifinales contra Peñarol.

Para la temporada de 1995/96 tuvo la chance de fichar en Olimpia. El recordado equipo de Horacio Seguí como entrenador con Ale Montecchia, Jorge Racca, Todd Jadwlod y Seba Uranga, con quienes compartía el quinteto inicial y con Lucas Victoriano y Walter Guiñazú como los principales suplentes.

En esa recordada final, Olimpia venció a Atenas por 4-3 llegando al séptimo partido por primera vez en la historia. Solo hubo victorias locales y los santafesinos aprovecharon la ventaja de localía para cerrar en su casa y ganar en el último encuentro por 105-100 y desatar un festejo alocado. La cancha desbordaba de gente y era una fiesta. Pero la fiesta siguió. Principalmente para Wilson que tras el título se lo vio festejando a bordo de una limusina con mucho champagne y varios acompañantes. Sin dudas, uno de los festejos más icónicos de la historia de la Liga Nacional.