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La segunda final de la temporada no empezó de la mejor manera, porque la humedad reinante en el estadio de Provincial de Rosario hizo que el juego se frenara 25 minutos apenas arrancado el encuentro, pero después hubo final a dientes apretados y Boca logró el tricampeonato ante Instituto, confirmado que es el mejor equipo de la actualidad y que, como mínimo, sabe jugar finales, porque sin brillar, se quedó con su tercer título consecutivo. 

Instituto sabía de entrada que arrancaba con varios problemas naturales, los que implicaba Boca como rival, más uno propio insoluble, como la ausencia de Javier Saiz, pilar en la estructura de Victoriano, lesionado anoche ante Riachuelo. Más minutos para Holt y Aaliya. Igual, yendo contra la corriente, los cordobeses arrancaron tomando 5 rebotes ofensivos en los primeros dos minutos, anotando dos triples (que ayer no entraron), y tomando el control del partido, pero por muy poquito tiempo.

Boca aprovechó en parte esa ventaja con las cáidas de Delía, pero como la defensa de Instituto fue tan agresiva como siempre, no pudo poner mucho el balón allí para desequilibrar y tampoco manejar el juego con Pepe Vildoza, sobredefendido. Y los cordobeses apostaron a dar ciertos tiros, algo que le dio resultado unas cuantas veces. La situación del piso, además, generó pocos ataques con potencia al cesto. Algo estaba claro: los dos estaban muy incómodos. 

Pero Boca, al estilo Magnano frente a Grecia en el 2004, miró hacia el banco y le dijo a Thomas Cooper: entrá. Y Cooper, relegado en este equipo durante toda la temporada, supo que era su chance de, quizá, cambiar el año. Y metió 10 puntos, incluidos dos triples cuando no entraban, para darle un aire a Boca a partir de un parcial de 9-0. Igual, al entretiempo se fueron muy parejitos, 31-28. 

Como si los aros se hubiesen agrandado en el tercer cuarto, más para Boca, mejoró la efectividad, otra vez Delía estuvo activo, apareció Giorgetti (qué largo es el plantel de Boca por favor) y sacó 8, 46-38, promediando el período. Pero Instituto tenía una cuestión bien estudiada: resistir.  Pero tenía varios problemas: el cansancio, la puntería (después de meter 4 triples al principio erró un montón, además de muchos libres) y la calidad de su rival. 

Cuando Boca sacó 9 (56-47) y faltaban 8 minutos, Lucas tiró su moneda a matar o morir: 4 petisos y a jugársela enteros. Pero de entrada le dieron una piña al mentón con un bombazo de Giorgetti. Aunque se quedó sin Cuello, lesionado, enseguida sacó 17 Boca (otro triplazo de Giorgetti) y para Instituto fue como escalar el Aconcagua. El esfuerzo que hizo Instituto para subirlo fue gigantesco, pero la diferencia era demasiado grande y se quedó en la orilla.

El colchón que tenía Boca le permitió manejar sus propios errores del final y se llevó el título por jerarquía. Fue 71-65. Primer Súper 20 para los porteños y tres títulos en fila. Campeonazo. Marcos Delía, 10 puntos y 9 rebotes, fue el merecido MVP del torneo, aunque el rendimiento colectivo tuvo altos en varios. 

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