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En los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, Argentina tuvo su estreno contra Serbia y Montenegro. Dos años antes, en el Mundial de Indianápolis 2002, Yugoslavia había dejado a los argentinos con el festejo ahogado en una final que tuvo un desenlace increíble. Pero el destino quiso que dos años después, en el primer partido oficial para ambos, vuelvan a cruzarse.

Yugoslavia en 2002 y Serbia y Montenegro en 2004, pero la esencia y gran parte del equipo era exactamente el mismo. Tratar de sacarse la espina del Mundial de Indianápolis y empezar los Juegos Olímpicos con el pie derecho eran importantes. Rubén Magnano fue el entrenador del seleccionado argentino en ambos torneos y en el documental La gloria de oro, destacó la importancia de ese partido: “Era algo que veníamos incubando o yo por lo menos venía incubando. Capaz que hace dos años no, pero más o menos por ahí”. Luego, agregó: “Lo que es el deporte, ¿no?. A mí nunca me gustó hablar de revancha pero querés usar el término revancha, la revancha te lo pone al que te ganó una final del mundo en el primer partido de un Juego Olímpico”.

Por último hizo mención a la charla en el vestuario antes del encuentro: “No tengo en la cabeza la charla técnica, pero debe haber sido media especial. Realmente no recuerdo haber hecho algún dejo para tratar de movilizar desde una derrota. No me acuerdo. Pero si lo hice, en buena hora porque salió muy bien”.