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Barcelona sorprendió a muchos al anunciar que Saras Jasikevicius no seguiría como entrenador y que Roger Grimau tomaría el mando del equipo en su lugar. Esto se puede tomar como un movimiento similar al que hizo el Madrid la pasada temporada, cuando decidió cambiar a Pablo Laso por Chus Mateo.

En este sentido el cambio viene siendo en primer lugar económico en ambos casos, ya que bajaron drásticamente el costo del puesto de entrenador. Lo de los catalanes se da también en un contexto donde están bajando el presupuesto de la sección en unos diez millones en total.

Fueron por un hombre de la casa como Grimau, histórico jugador y capitán de la Euroliga ganada en 2010. Fue parte del equipo entre 2003 y 2011, levantando diez títulos en su palmarés.

Como entrenador no tiene experiencia en la ACB, viene de ser el conductor del filial en LEB Oro y LEB Plata desde 2018. Además, llevó adelante el equipo juvenil que compitió en el Next Generation Tournament y fue campeón de la EBA en la 2021-22 con el segundo equipo.

Mateo, por su lado, si tenía experiencia en la élite española y ocho años como asistente de Laso, por lo que la filosofía de base se mantuvo en el equipo. Y vaya si dio resultado un hombre de la casa, con un Madrid que fue campeón de la Euroliga esta temporada.

Si a la Casa Blanca le salió bien la jugada, ¿por qué no pensar que en Barcelona suceda un caso similar? Además, Grimau tiene la ventaja de conocer bien de cerca a jóvenes como Michael Caicedo, Agustín Ubal (ambos regresan de cesiones), Rafa Villar y James Nnaji, a quien intentan convencer de seguir una temporada más luego de haber sido elegido en el puesto 31 del draft.