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Argentina cayó ante Venezuela por 71 a 58 en un juego donde prácticamente nunca pudo establecer su estilo y no se sintió cómodo en todo el desarrollo. Analizamos cuatro razones de la derrota.

El poco tiempo de trabajo

El equipo argentino tuvo poco menos de una semana de preparación para un plantel que repetía varios nombres de la ventana pasada, es cierto, pero que sumó otros pesos pesados a su nómina, como Luca Vildoza, Marcos Delía y Nicolás Brussino. No hay que olvidar que es un cuerpo técnico nuevo y con solo tres partidos disputados.

Enfrente tuvo a una Vinotinto que, a pesar de haber pasado por un recambio generacional, tiene claro a lo que juega, además de tener un entrenador argentino que sabe a la perfección cómo lastimar a los albicelestes.

La falta de juego colectivo

El inicio pareció mostrar a un seleccionado de Néstor García que buscaba ataques rápidos, con el tiro exterior como principal arma. De allí vinieron los primeros dos triples en las primeras acciones y una falta de tres puntos de Luca Vildoza, que venía de cinco meses sin jugar por lesión.

A partir de ahí se vio un abuso en el pique por parte de los perimetrales, que se tradujo en 14 pérdidas, varias de ellas por 24 segundos. A su vez, esto se dio también por la intensa presión venezolana en todo el campo, que no permitió jugar nunca cómodos a los argentinos.

El mismo Delía lo expresó luego del juego: “El enfoque del partido ellos lo encararon mejor, sobre todo en la energía. Nos presionaron todo el campo, nos hicieron perder segundos y no pudimos sentirnos cómodos”.

A su vez, tampoco se apostó a dar la bola en la pintura a un Marcos Delía que dentro de ese contexto pudo producir, con 9 puntos y 6 rebotes. Uno de los pocos que pudo equiparar el juego físico venezolano.

El juego físico de Venezuela

Rápidamente los visitantes establecieron su defensa intensa y muy física que empezó a incomodar a los argentinos. A su vez, los dirigidos por Fernando Duró se cargaron de faltas en cada cuarto rápidamente, pero ello no se tradujo en una ventaja para los albicelestes, que terminaron con un 15/30 en tiros libres.

A su vez, la estrategia de Duró de poner a Michael Carrera desde el banco le rindió efecto. El ala pivote del Lleida español siempre complica con su potencia física y esta vez no fue la excepción. Las rotaciones lo hicieron quedar emparejado en varios pasajes ante jugadores inferiores en el roce físico, como Agustín Barreiro o Marcos Mata. Solo Nicolás Romano lo podía equiparar por envergadura, pero le costó mucho y se cargó de faltas. El venezolano terminó con 11 puntos y 9 rebotes.

En la misma línea, Venezuela venció en rebotes totales por 42 a 34 y en robos por 7 a 4, lo que da muestras de la intensidad que imprimió el visitante en ambos costados de la cancha. La volcada de Colmenares en el rebote ofensivo en el segundo cuarto lo grafica.

La baja efectividad de tres puntos y de tiros libres

Después de los dos primeros triples argentinos, los dirigidos por Néstor García solo anotaron un 3/21 y el único en convertir más de uno fue Nicolás Brussino, con tres conversiones. Precisamente el jugador de Gran Canaria fue el que entendió cómo jugar en ofensiva, apostó a su juego físico y se puso al equipo al hombro, para terminar con 16 puntos.

A su vez, el 50% en tiros libres también fue una falla, como dijo el entrenador argentino: “Sabemos que tenemos un equipo con muy buenos tiradores y no entró la bola hoy. Erramos 15 libres y generalmente los libres te acercan al juego”.

Argentina recibió un revés, pero no está vencido y esta noche tendrá revancha ante un Panamá que tiene menor calidad en cuanto a nombres, pero su estilo de juego es muy parecido al de Venezuela, por lo que el equipo de Néstor García deberá tomar cartas en el asunto e imponer su propio estilo y ritmo de juego.

Como dijo Nicolás Brussino luego del juego: “Ya sabemos las cosas que hicimos mal. De ahí tenemos que crecer”.

Alejandro Malky / [email protected]
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