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Carismatico, inquieto, siempre queriendo aprender, pícaro, capaz, inteligente... cualidades que con el paso de los años fue sosteniendo y mejorando. Su paso por Pacífico fue fugaz porque un día Julio Toro le dijo venite a la Isla, no lo dudó un segundo y allá fue. Por un lado fue algo maravilloso que tan joven tuviera esa posibilidad y por otro un desafío enorme de vida y de aprendizaje profesional junto a un enorme entrenador, un maestro como Julio.

Ahí se empezó a afianzar nuestra relación porque el señor García, en esos momentos un jovencito, tenía la posibilidad de llamar por teléfono en horarios un poco raros, entonces no era de extrañar que al menos una vez a la semana sonara el fijo de casa tipo 1 o 2 de la mañana y fuera él del otro lado el que empezara a contar parte de su historia boricua.

Creo que la mitad de las cosas me las perdía porque el sueño podía más, pero bueno, así es él. A partir de ahí no paró. Tuvo que agarrar Gigantes de Carolina muy joven de manera temporal y le fue muy bien, después vino el éxito que todos ustedes pueden leer en internet o saber porque son seguidores del básquet y de lo que él hizo.

Todo lo atribuyo a su enorme capacidad de manejo de los grupos humanos. Es un líder absoluto, conocedor de las necesidades deportivas y no deportivas de los jugadores que tiene a cargo para que puedan sentirse respaldados en todo sentido y rendir al 200%, dando un plus que él te genera, no obligándote, sino comprometiéndote con su capacidad intelectual y su impronta personal.