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Hay momentos que no hay que dejar pasar y aprovechar. Y algo de eso debe haber pasado por la mente de Angélica, o Iaia, como le dice Luca Vildoza a su abuela materna. Y así fue como a los 78 años tomó la decisión de viajar más de 22 horas en micro desde Mar del Plata para encontrarse con su nieto sin avisarle a nadie.

“Yo soy así de impulsiva. Tenía ganas de verlo y no me importó nada” contó a Básquet Plus. Claro, desde febrero del 2022, cuando el base terminó su recuperación en Mar del Plata y jugó con la Selección Argentina que no lo veía. “Lo vi ahí. Después ya no lo vi más. Por mensajitos sí, por supuesto. Pero verlo cara a cara, no”. Y tamaña sorpresa se llevó el marplatense cuando bajó al lobby del hotel en Santiago del Estero pensando que había un paquete para él y se encontró con su abuela. Una sonrisa de oreja a oreja que se le quedó un largo tiempo en la cara.

Y el rol de Iaia en la vida del nuevo jugador de Panathinaikos, ya que fue ella quien lo llevó a dar sus primeros pasos en Quilmes: “Me gustó Quilmes porque tenía la Liga Nacional. Kimberley no tenía nada. Peñarol la tenía, pero nos inclinamos por Quilmes. Y él accedió seguida. Dijo, ‘bueno, vamos a Quilmes’.

Y al poco tiempo el pequeño Luca ya destacaba, como contó Angélica: “Un día viene Becchiarelli, que era de Canal 10, y me señaló a un nene que jugaba con las dos pelotas y era minieto, y me dijo ‘qué futuro tiene’, y no se equivocó” expresó con orgullo.

Pero claro, de parte de padre y madre la pasión por el básquet fue hereditaria: “El tema del acercamiento a la pelota viene por la familia. Uno de los primeros juguetes fue una pelota de básquet. Vivió con la pelota de básquet. El papá de Palito le regaló el aro. Después, en la puerta de mi casa, yo ponía el aro y venían todos los chicos del barrio”.

Y agregó que “Luca era revoltoso y callado, era molesto, pero ahora está más tranquilo. Salíamos a cualquier lado y él iba con la pelota. Nunca dejó la pelota”.

Los veranos eran junto a su primo Leandro, actual jugador de Instituto: “Con Leandro pasaban la temporada en Mar del Plata. Yo los llevaba a la playa, los dos. Llegábamos y me pedía ‘Iaia ¿trajiste el sanguchito?’. Tuvieron una niñez hermosa, yo lo disfruté muchísimo”.

El talento de Luca lo llevó a niveles increíbles, como la NBA, pero primero fue el debut en Quilmes: “Fue una emoción enorme, verlo. El Loro Maffei le dijo ‘entrá, Luca, entrá’. Se quedaba. Y no se equivocó. La verdad que fue una alegría. Una alegría tuvimos, una satisfacción personal enorme”.

Y el paso por la NBA llenó de emoción a Iaia: “? Con mucha alegría. Llorando, yo llorando, por supuesto. Muy feliz con él”. Pero la selección es mucho más: “Solamente yo sé la alegría que tengo en el corazón. Es una alegría enorme. Verlo a dónde llegó, eso es lo importante”.

Aunque destacó que ella no es la abuela de Luca para la gente: “Luca el nieto de la Iaia. Eso se mantiene así, por supuesto”.

Alejandro Malky / [email protected] (Enviado especial a Santiago del Estero)
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