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En un inicio de temporada que pocos anticipaban, los Golden State Warriors (9-2) se consolidan como una de las grandes sorpresas de la NBA. Pero esta vez, su éxito no recae exclusivamente en Stephen Curry, sino en un banco de suplentes que está en camino de romper récords históricos. Promediando 58 puntos por partido, la segunda unidad del equipo supera el registro de los Clippers 2018-2019 (53.2 PPG) y emerge como una de las principales razones del buen momento del equipo. Steve Kerr, quien elogió la profundidad de su plantel desde la pretemporada, se ha visto respaldado por el rendimiento de jugadores como Jonathan Kuminga, Buddy Hield, y  Brandin Podziemski.

La importancia del banco quedó evidenciada cuando Curry sufrió una lesión en el tobillo y se ausentó por tres partidos, todos ellos ganados por los Warriors. Además de su capacidad anotadora, estos suplentes también destacan en defensa, aportando equilibrio y energía en cada enfrentamiento. Este nivel de profundidad no solo permite a Golden State manejar mejor el desgaste de una temporada larga y exigente, sino que los convierte en un equipo impredecible, donde el protagonismo puede cambiar de un partido a otro. Kyle Anderson y Lindy Waters III son otros nombres clave en esta maquinaria que no parece tener fisuras.

Con esta fórmula renovada, Golden State no solo compite, sino que se posiciona como un serio aspirante a los primeros puestos del Oeste. Aunque aún faltan desafíos por afrontar, la capacidad del equipo para reinventarse y encontrar soluciones desde el banco podría ser el factor decisivo en la recta final de la temporada. Si la tendencia se mantiene, estos "súper suplentes" no solo dejarán su marca en los libros de historia, sino que podrían ser la pieza clave para el regreso de los Warriors al éxito en los playoffs.