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Vienen de enfrentarse hace menos de una semana en Concordia, con una clara victoria de Instituto 71-58, en una cancha donde suelen caer los grandes (tres días más tarde le pasó a San Martín). Sin embargo, Instituto volvió a mostrar su capacidad defensiva para dejar a su rival en menos de 60 puntos.

Hasta ahora, salvo el partido contra Echagüe (perdió de visitante 89-87 en la última bola), los cordobeses no solamente han ganado todos sus partidos, sino que jamás permitieron más de 70 puntos en contra, producto de un grupo que, si bien tiene talento ofensivo en Green, DeGroat y Bertone sobre todo, une a varios con características bien definidas atrás: Clancy, Gerlero, Zilli. 

Ariel Rearte eligió jugadores que le permitieran manejar opciones distintas y le está dando muy buen resultado en el inicio, donde los extranjeros acaparan la ofensiva (47 puntos de media entre los 3), y el conjunto hace la defensa, donde está permitiendo apenas el 40% de cancha. De hecho, ante Estudiantes, dejó al temible Dar Tucker en 4 puntos. En la semana tuvo a Miguel Gerlero con una contractura en la espalda, pero esta noche tendrá a todo el plantel disponible.

No ocurrirá lo mismo con Estudiantes, que luego del triunfazo ante San Martín hace 4 días, perdió a uno de sus extranjeros, Jordan Henriquez, que disconforme con el tiempo que tenía en cancha, decidió marcharse, dejando a Laginestra con uno menos. El entrenador se encuentra abocado a su reemplazo, pero obviamente no lo tendrá hoy. El estonio Kristjan Kitsing todavía no se adaptó a la Liga y le aporta poco, pero mientras tanto, los otros dos la están rompiendo.

Sobre todo Dar Tucker, que en 6 juegos promedia 23.5 puntos y lidera la tabla de anotaciones. Javier Justiz todavía no está a pleno físicamente, pero igual es la otra columna vertebral del equipo, con 9.0 puntos y 9.2 rebotes. Es imprescindible en defensa, donde Laginestra pone más énfasis. Los entrerrianos son junto con Olímpico los dos equipos que más han jugado hasta ahora en el Norte (6), cifra en la que esta noche Estudiantes quedará como único líder. No tendrá bajas por lesión.

Mientras que los marplatenses llegan con dos derrotas, pero buenas sensaciones ante Bahía Basket de visitantes (cayeron en suplementario jugando bien), los porteños están sobrellevando un inicio difícil, en el que perdieron de sus primeros cuatro partidos. 

Quilmes estará completo, aunque Iván Basualdo tuvo una torcedura de tobillo ante los bahienses, que no le impedirá jugar. Todavía le falta a los de Bianchelli adaptarse a una nueva estructura, donde Luca Vildoza maneja los hilos (debe acostumbrarse a su nuevo rol), y donde varios más vienen de funciones secundarias en otros equipos y aquí tienen que ser más decisivos.

Eso lleva un tiempo, y por eso en Quilmes están bastante tranquilos, porque los resultados hasta ahora no han sido malos, sin tenemos en cuenta que de 5 ganó 2, perdió el clásico en el debut, cayó en suplementario en Bahía y perdió en Junín, esta vez sí jugando muy mal, sobre todo ofensivamente. 

Más allá de ser el goleador del equipo con 13.0 puntos, Vildoza está con porcentajes muy bajos (32% en dobles, 26% en triples), y en sus manos están las esperanzas cerveceras. Por suerte, está muy derecho Enzo Ruiz (12.8, 53% en triples), y han levantado mucho el propio Basualdo (11.2), Famutimi (11.6) y Flor (10.0). 

Obras es un caso distinto, con algunas pocas similitudes. El tiempo necesario para ensamblar las piezas ha sido muy corto todavía para el gusto de su entrenador, que sabe que para hacer de Obras un equipo falta bastante, teniendo en cuenta que cuenta con dos bases muy jóvenes por un lado, una línea intermedia, y dos veteranos como Herrmann y Leiva a los que no se les puede pedir todo.

Para colmo de males, Todd Brown sigue con problemas en una rodilla (se golpeó contra Boca), y está siendo analizado, porque no pueden dar ventajas en ningún partido. Después, el rodaje dirá para qué están capacitados. Bortolín ha mostrado un progreso (físico y deportivo), que se notó contra Bahía (17 puntos), pero no han podido solucionar las enormes lagunas que han tenido en los 4 juegos, con parciales en contra muy contundentes que, en la mayoría de los casos, les costó el resultado. 
 

Aunque el récord marca un espejo entre ambos a favor de Echagüe (3-1 de los entrerrianos contra 1-3 de los correntinos), Regatas no deja de ser favorito en su cancha, por su plantel (mermado en relación al año anterior, pero siempre con nombres poderosos) y porque enfrente tendrá a un Echagüe que es una enfermería.

Los de Maffei no tendrán a Brandon Davis, afectado por paperas, casi imposible que tengan a Sebastián Uranga (todavía le faltan unos días para regresar de su desgarro en el cuádriceps, aunque podría llegar a entrar unos minutos), Augustus recién pudo entrenarse anoche porque estuvo tres días con vómitos y diarrea y Franco Barroso lo mismo por anginas. Se supone que estos dos últimos podrán estar, aunque no es el mejor panorama.

De todos modos, Echagüe ha sido la sorpresa del Norte en este comienzo, porque ganó sus tres primeros juegos sin Bachynski, uno sin Uranga, cuando era candidato a estar bien abajo, por haberse armado a último momento. Pero Daniel Maffei fue hábil para motivar a este grupo que, en su mayoría, busca revanchas, y hasta ahora mal no les ha ido. "Garra y corazón no nos va a faltar", dice Maffei. El coach sabe que es más que eso lo que tuvieron hasta ahora. 

Regatas, por su parte, como la mayoría, está uniendo piezas. Recordemos que los correntinos, como Peñarol y Echagüe, trajeron tres extranjeros que no conocían la Liga, y eso atrasa bastante el proceso de adaptación. Piccato está en el proceso de prueba de algunos jugadores, tomando riesgos (rota a 10 por partido), evaluando. Claro que, si los resultados no acompañan, deberá acelerar algunas decisiones. 

Por ahora el equipo depende mucho ofensivamente de Quinteros (18.3 puntos) y de Sims (16.3), y está recibiendo poco de jugadores de los que se esperaba mucho más, sobre todo de Sáiz (1.3), Espinoza (6.5) y Duinker (8.5). Les han metido además muchos puntos. Varias situaciones diferentes que Piccato deberá masticar hasta ver dónde está el límite.