Relatos para escuchar

El amor, la soledad, Oscar Schmidt y el básquet

12:22 02/04/2021 | En su discurso de entrada al salón de la fama de la NBA, el anotador nos relató algunas anécdotas sobre su vida.

Oscar Schmidt el día de su conmovedor relato en el Salón de la Fama (Foto FIBA)

El pick 144 de la ronda 6 del draft de la NBA por los New Jersey Nets, ídolo de la selección brasileña y figura internacional del básquet, en su discurso de entrada al salón de la fama de la NBA en 2013 nos dejó un par de momentos centrales, en su vida y en su carrera.
 

Desde su abstención de jugar en la NBA para poder competir con el seleccionado mayor de su país (esas eran las reglas en ese momento), la victoria en Indianápolis en 1987 con Brasil frente al local, hasta sus inicios como basquetbolista de niño, Schmidt no deja de asombrar con sus relatos y de conseguir carcajadas de los oyentes con su humor.
 

Para el final del discurso, luego de agradecerle a todos los protagonistas que lo ayudaron a desarrollarse como deportista, comenzando con sus compañeros de la selección, siguiendo con varios entrenadores, terminando en Dios, Schmidt se centra en su familia, particularmente en su esposa.
 

A los 17 años, Oscar, jugando para el Palmeiras sufrió una importante lesión en su pierna que lo obligó a tener un yeso durante 3 meses. Cuando vuelve a estar en condiciones como para entrenar el brasileño empieza a hacerlo solo, sin compañeros. Schmidt en su relato dice una verdad del básquet que es indiscutible, entrenar solo es difícil, tenés que agarrar tú propio rebote, estás en una cancha enorme donde lo único importante es un cilindro que es infinitamente inferior al parqué por donde te estás desplazando y dependiendo tu rendimiento de ese día y tu estado anímico el tamaño de este cilindro se agranda o se achica, por lo menos en tu cabeza. Por lo que queda claro que entrenar solo durante mucho tiempo no es lo ideal.
 

Por alguna razón, llamémosle amor, Maria (esposa de Oscar) lo acompañó durante un mes, todos los días,en su entrenamiento. Lo único que hacía en estas sesiones era tomar los rebotes de los tiros del anotador brasileño, pasarle la pelota y hacerle compañía. Terminado el mes el exjugador tuvo una revelación: “ Me voy a casar con ella.”  Oscar cierra el relato aseverando: “Si no estuvieras conmigo (Maria) yo no estaría aquí, estoy seguro de eso.”

 

Esta anécdota de Schmidt debe servirnos para recordar siempre, que detrás de los jugadores, entrenadores y figuras a lo largo y ancho del deporte, existe otra gente que los apoya y los ayuda a lo largo de su recorrido, y no debemos olvidarnos de ellos.

 

Luciano Torino / [email protected]

En twitter: @basquetplus

Fuente: 
Official Hoophall

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