Liga Argentina

Miguel Cortijo y la temporada en la que volvió a su casa

19:01 22/08/2020 | Llegó a Olímpico en 1993 de la mano del proyecto Alfa Omega. La dirigencia armó un equipazo. No pudieron ascender, pero fue un gran año.

Cortijo con el balón (Foto: Prensa Olímpico)

“No importa cuán estrecho sea el portal, cuan cargada de castigos la sentencia, soy el amo de mi destino: soy el capitán de mi alma”, escribió William Ernest Henley en Invictus. Miguel Cortijo era dueño de lo suyo, pero también se encarga de direccionar, ordenar y ayudar al resto. Alquimista a ultranza, dar, para él, era recibir. Pases mágicos, personalidad y atrevimiento para dibujar con talento lo que fabulaba en su imaginación. 

 

Grandeza. No hay otra palabra para describir a Miguel. Tal magnitud de calidad que en 1993 decidió dejar todo de lado y volverse a su ciudad para vestir la negra y blanca de Olímpico de La Banda en el TNA. “Nada mejor que sentir el calor de tu gente”, supo decir en alguna entrevista de esa época.  

 

Todo se dio gracias al proyecto Alfa Omega, cuyo objetivo era buscar ascender otra vez a la Liga Nacional. Los capitales de riesgo corrían por parte de los ingenieros Mario Medina y Gregorio Del Pino. Llegó Cortijo, pero también Daniel Aréjula y Esteban Camisassa, entre otros. ¿Y en el banco? Un tal Yoyo Cavallero.  

 

Durante su estadía en Olímpico, Cortijo promedió 10.8 puntos y logró un total de 302 tantos en 28 partidos. Desafortunadamente, el conjunto no cumplió con lo esperado y cayó en los cuartos de final ante River Plate (3-1 la serie). 

 

Nada de eso importa. Su paso como jugador negro fue legendario y, más allá de la falta de resultados, se pudo dar el gusto de estar entre los suyos. Porque no hay mayor placer que el hogar. Porque no hay nada mejor, nada mejor, que casa.  

 

 

Ignacio Miranda/ [email protected]
En Twitter: @basquetplus
En Twitter: @nachomiranda14

Compartir