Viví con bastante intensidad la Americup. Quizá de una manera distinta a cuando se disputa un clasificatorio, pero con muchas ganas de que les fuera bien a los chicos y con ganas de verlos jugar. Vi todos los partidos, fueron de menor a mayor, terminaron jugando un muy buen básquetbol, salvo el segundo tiempo con los Estados Unidos, pero en Córdoba dieron un salto de calidad. Defendieron con intensidad, movieron bien la pelota, aparecieron los jugadores que no estuvieron tan metidos en Bahía. Jugaron buen básquet. Pero bueno, la inexperiencia quizá hizo que se apresuraran un poquito ante los Estados Unidos, que estaba ante un juego sin presiones. Unos no tenían qué perder y otros ponían muchísimo en juego por la presión que implica jugar un torneo en tu casa. Nunca es fácil hacerlo en tu casa.
Me dio pena verlos con desilusión, con esas caras, porque sé lo que trabajaron y cómo se rompieron el lomo en la preparación. Pero bueno, no salió. Es un golpe que duele. A la larga será una anécdota más, los dos primeros días la van a pasar mal, pero en dos semanas están jugando con sus equipos y va a quedar como una enseñanza más. Me sentí identificado con ellos con lo que nos pasó en el '99 (el Sudamericano en Bahía Blanca). Tenía 22 años, era el primer torneo en casa, teníamos una excitación total, llegamos a una final, se nos escapó y nos queríamos morir. Pensás que fallaste, pero pasa el dolor, uno crece y queda en una historia que recordás cada tanto.
Hay una frase de Borges, que la leí hace unos años cuando estaba preparando una charla, que dice: "La derrota tiene una dignidad que la victoria no conoce". Uno siempre es mejor después de las derrotas, aunque suene extraño, es así. Porque uno cuando gana se la cree un poco, está contento, celebra y todas esas cosas que pasan con un éxito. Pero cuando perdés te das un baño de humildad, terminás trabajando el doble para mejorar en la próxima oportunidad. La derrota deja una pequeña cicatriz en el cuerpo que la vas a ver seguido y te vas a acordar de eso que pasaste. Y sí, la derrota te hace aprender. Si bien yo quiero ganar siempre, es normal que uno pierda y eso posible que vuelva a suceder. No pasa nada con eso, es una pena que no hayan podido festejar con sus familias y junto a su gente, pero no es la muerte de nadie que suceda una derrota como la del domingo en Córdoba.
Se habla de la Generación Dorada y todo lo que eso conlleva, pero no hay que estar comparando. Son chicos nuevos, es un equipo nuevo. Siento que la gente se sintió identificada con este grupo. Yo me sentí bien representado, compitieron con integridad. Supieron perder bien y ganar bien. Tuvieron clase, dignidad y lo disfruté. Si hubieran terminado a las trompadas por perder, no estaría escribiendo lo mismo. Pero ellos compitieron como corresponde. La selección jugó como a mí me gusta que lo haga un equipo, se pasaron la pelota, se tiraron de cabeza desde el minuto 1 al 39 y medio. Fueron competitivos y dejaron bien parado a los jugadores que querían estar ahí y a los que estuvimos alguna vez. Creo que hicieron un gran trabajo.
Todos los chicos dejaron algo para resaltar, por ejemplo, Saiz me sorprendió, si bien ya lo conocía y sabía que tenía talento, lo que hizo en el torneo fue muy bueno. Demostró tener una buena mano para resolver ante jugadores importantes y de mayor talla que él. Facu [Campazzo] no tuvo una gran serie en Córdoba, pero en Bahía fue un animal. Es un placer verlo jugar y más allá de que no haya dado su mejor básquetbol en el tramo final, por momentos es el motor del equipo. Brusi [Brussino] estuvo impresionante en Córdoba, quizá en Bahía pareció ausente o tímido, pero en la etapa final lo que hizo fue tremendo. Pato [Garino] fue un caballo en todos los partidos que lo vi. Me alegra que no vaya a tener que enfrentarlo nunca, porque es bestial lo que hace. Es un jugador muy importante para el equipo, por todas las tareas que desempeña, desde los puntos hasta la defensa. Nico [Laprovittola] seguramente es uno de los que está triste, porque fue uno de los que no tuvo un gran campeonato, pero es un jugadorazo, me encanta, es uno de mis favoritos de la selección. Tiene todo, pero simplemente no se le dio. Es un torneo corto que no te da muchas revanchas. Seguro está dolido, pero fue una pieza clave en los últimos años y lo será por muchos años más. Tortuga [Deck] es una bestia. Que haya jugado como lo hizo en Córdoba con un tobillo como lo tenía. Increíble. Marcos (Delía) no es el jugador que va a brillar y la gente va a hablar de él, pero está siempre donde tiene que estar. Defendió muy bien, su disposición defensiva fue la que tenía que ser. Es un jugador poco valorado, que se destaca poco en los números, pero dentro de la cancha es importante para el equipo. Y verlos a Lucio (Redivo) y a Máximo (Fjellerup) dentro de la cancha me gustó mucho. Los sigo por Bahía Basket, sé lo que tienen para dar y es importante que estén con la selección.
La verdad es que disfruté lo que vi de los chicos en la cancha. Cada partido lo viví con pasión, festejé todas las jugadas, las tapas de Campazzo y de Pato [Garino], se me escapó algún grito por alguna pelota que giró por el aro y salió. En esos momentos son en los que me sale el hincha de adentro. Aunque debo reconocer que soy de vivir con tranquilidad los partidos, no pierdo la línea. Sí me apasiono, disfruto cuando un equipo juega como lo hicieron los chicos en este torneo. Y claro, los partidos los miro casi siempre con algún Melli (por Dante y Nicola) subido a mi cabeza o mirando por qué papá grita por la selección.