Informe

La transformación actual de los tiradores en el básquet

19:09 25/03/2020 | Pasaron de ser meros lanzadores que aguardaban en las esquinas a desempeñar distintas funciones en el equipo. Pueden defender y leer el juego.

Thompson ante la marca (Foto: NBA)

La evolución es constante y no se detiene. El deporte no es la excepción y mucho menos el básquet. Predominan el juego rápido, las vastas posesiones y el ataque favorecido por una serie de reglas arbitrales.  

De igual manera evolucionaron los tiradores, aquellos integrantes del equipo que en el pasado sólo debían quedarse abiertos en las esquinas, esperando al pase de los jugadores importantes. Hoy en día todo ha cambiado: estos especialistas deben ser capaces de leer las jugadas, mantenerse en movimiento constante, realizar bloqueos y lanzar tras bote.  

Además, tienen que ser capaces de defender a sus rivales y de no desentonar en ninguno de los dos costados de la cancha. Sus tareas se acrecentaron, pero sus roles, como el del Julian Assange, también son unos de los más buscados por cualquier franquicia que aspire al anillo. 

En ataque 

La transformación de las defensas obligó a los ataques a mantenerse siempre activos, evitando caer en el estatismo y utilizando distintas variantes para desgastar a los rivales. Antiguos sistemas como Flex o Horn (los cuernos de toda la vida) fueron reciclados y reinventados para generar más espacios y oportunidades para todos. Los bloqueos indirectos, los engaños de los interiores y la lectura de juego de los pasadores cobraron tal relevancia que es imposible ser productivo sin contar con alguno de estos atributos. 

Estrategias como el sistema Veer (en donde el pivote engaña con un falso bloqueo al portador del balón y realiza un bloqueo al tirador) o el Doble Stack (en el cual el tirador sale a recibir el pase tras un doble bloqueo por parte de sus compañeros) cobraron preponderancia al adquirir preceptos básicos del pasado que se intercalan y se utilizan en acciones de contragolpe o de juego estacionado. 

Como se mencionó anteriormente, estos esquemas involucran a todos. Los pívots deben ser capaces de pasar el balón, los bases tienen que estar dispuestos a colocarse en las esquinas para generar huecos y los aleros necesitan tener visión panorámica de la cancha para hacer participar al resto. Pero también los tiradores ocupan un rol protagonista y su importancia para desbaratar los planes defensivos del rival es clave. 

La utilización de pantallas, las lecturas de las ventajas y la atracción de atención se realiza, en parte, gracias a estos jugadores que antes sólo debían quedarse replegados en las esquinas, esperando a comer las migas en la mesa de los ricos. Su centro de preponderancia está en todos lados: algunos empiezan en las alas, otros debajo del aro y otros recibiendo la pelota. Además, ya no sólo deben lanzar solos, con tiempo y espacio, sino que pueden anotar frente a la marca, con la mano del rival arriba y ante distintas oposiciones o dobles marcas. 

Pero como dice la frase: con un gran poder, viene una gran responsabilidad. Es por esto que los especialistas de la larga distancia debieron mutar y adaptarse a los tiempos actuales. A su eficiencia exterior le agregaron entendimiento de espacios, búsqueda de ventajas para atacar los emparejamientos, lectura de salidas en los bloqueos en base a las defensas (seguidor o no) y la posibilidad de ser una amenaza con la naranja en sus manos, entendiendo el momento justo en el que pueden penetrar o lanzar. 

En una época en la que en la NBA se intentan un 15.8% más de lanzamientos de triples que hace diez años (de 18,1 en la temporada 2009/10 a 33,9 en la actual), jugadores de la calidad de JJ Redick, Klay Thompson, Robert Covington y Kyle Korver cotizan en oro y todas las franquicias se pelean por tenerlos entre sus filas. Sus habilidades para moverse sin el balón y capturar atención defensiva generan oportunidades para el resto, quienes pueden recibir la bola en la zona pintada debido a la preocupación de sus contrincantes por salir a sellar a los tiradores o que pueden penetrar al instante en que se está produciendo un bloqueo indirecto. 

Utilizados como forma de distracción o generando ataque por sí mismos, los tiradores del futuro están listos para adaptarse a cualquier molde. Pueden ser opciones primarias de anotación, llegar a canasta por sus propias cualidades, lanzar de media distancia o marcar con bombitas. Desde Redick en Estados Unidos a Jaycee Carroll o Jimmer Freddete en Europa, los tiradores vienen en distintos envases. Grandes o pequeños, flacos o robustos, pero, como en el baloncesto actual, sin etiquetas. A la orden del día y listos para ser consumidos. 

En defensa 

Pero como no todo es ataque, las defensas también evolucionaron y a los jugadores no les quedó otra que adaptarse. Sobre todo, a aquellos francotiradores que en el pasado eran catalogados de blandos y que debían ser emparejados con los integrantes del equipo rival que menos amenazas de anotación presenten. Ludópatas del triple como Kyle Korver o Redick debieron adaptarse a los esquemas protectores de sus entrenadores, enfocándose en intentar parar a su marca y en no desentonar ni permitir penetraciones o posteos fáciles. 

Por si esto fuera poco, hoy en día los tiradores son unos verdaderos camaleones y se pueden encontrar distintos tipos de ejemplos. Especialistas en los cambios hacia el poste bajo como Jonas Jerebko en Khimki, negadores de generadores de juego como Robert Covington en Rockets y atletas que jamás se salen de su rol defensivo como Klay Thompson en Warriors destacan en la competición, pero en la mayoría de los equipos hay al menos un integrante que cumple (o intenta hacerlo) con alguna de estas funciones. 

En la época de las estadísticas avanzadas y de la matemática aplicada al baloncesto, los triples generan el mayor rédito y jugadores como Trevor Ariza y Mike Miller fueron pioneros y sentaron el precedente de que se puede ser productivo desde larga distancia sin perder la línea en el otro costado, transformándose en integrantes claves del sistema defensivo de sus equipos. Su relevancia quedó demostrada en planteles campeones como los Lakers del 2008 o los Heat del 2012. 

Actualmente, es inconcebible que un tirador sea sólo eso. Las herramientas deben ser múltiples y la seducción pasa por la posibilidad de hacer un poco de todo. Ya no basta la eficiencia en un aspecto del juego, sino que se busca la excelencia y el aporte en distintas ramas. Ya sea capturando rebotes, realizando box outs, robando balones, evitando penetraciones o incluso cerrando espacios, todos deben contribuir atrás para ser valiosos adelante. 

La nueva era 

La nueva era de la NBA llegó a los tiradores y nadie está exento de pena. Movimientos sin balón, ocupación de espacios, timing, lectura, capacidad para bloquear y ser bloqueado son las armas con las que cuentan estos asesinos a sangre fría. Desde Ariza hasta Covington y Carroll, los especialistas ya no poseen rótulos y cada uno encontró la forma de ser clave a su manera, colocándose a disposición de lo que necesita el entrenador en todo momento. 

Siempre subestimados, los reyes de la larga distancia están listos para tomar por asalto al baloncesto. Quien se duerme está perdido, quien despierta sigue vivo. En la época polifuncional, los ambivalentes son valiosos y aquel que pueda hacer distintos oficios al mismo tiempo siempre será importante. El clásico juego va perdiendo sus hojas y el invierno llegó hace mucho. En el periodo frívolo serán estos intérpretes los encargados de volver a dinamizar el sistema, cambiándolo y modificándolo desde adentro. Porque para sobrevivir es necesario adaptarse… porque el que no lo hace se extinguirá. 

 

Ignacio Miranda/ [email protected]
En Twitter: @basquetplus
En Twitter: @nachomiranda14

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