La huella que ha marcado la Generación Dorada dentro de la historia del básquet argentino sin dudas que será algo imborrable. Hablamos de un legado puro, una esencia inalterable que se han ido transmitiendo y se pasarán hacia las camadas jóvenes. Va más allá del juego o de lo que uno ve dentro de una cancha, sino que estamos haciendo hincapié a un conjunto de valores, ética, respeto y disciplina que se han transformado en un sello dentro de la selección durante más de una década.
Hoy podemos disfrutar dentro de la selección a Luis Scola, el último guerrero de esta generación que tantas alegrías nos brindó dentro de la cancha y que tantas otras cosas más importantes nos transmitió a nivel conceptual, con los ejemplos que la GD supo inculcar en todos.
"Lo más importante es que dejan una enseñanza de compromiso, de amor incondicional, de respeto, de liderazgo bien entendido, de compañerismo, sobre todo de respeto por el juego más allá de la camiseta. Haber tenido a esos tipos y seguir teniendo gracias a Dios a Luis Scola, te deja un camino allanado porque el día de mañana la sola mención de ellos va a ser el ejemplo más grande que un entrenador va a tener de lo que pretende de una selección. Lo de ellos no está en los números, porque generaron en todos algo que va a través de otra cosa, que no tiene ver con el juego ni con el resultado o una medalla, sino que nos muestran lo que todos querríamos que suceda en cualquier aspecto de la vida: ese compromiso y ese amor por lo que hacen. Es fantástico", explicó Hernández hace un tiempo en una charla con Básquet Plus.
Es una identidad ya arraigada que no se modificará y que hasta ya la han ido asimilando los referentes de la nueva generación, como Facu Campazzo o Nico Laprovittola que ya tomaron la posta siempre sabiendo que el gran líder sigue siendo Luis. Hoy, en estos días dentro de Olavarría donde la selección estará jugando la segunda ventana FIBA, también se ha sumado Nocioni recordando que el próximo lunes antes del partido contra Paraguay van a retirar el emblemático número 13 de la camiseta argentina. Y Chapu también es otro gran ejemplo para que los jóvenes sigan absorbiendo.
Hoy los más jóvenes del seleccionado argentino están teniendo una clínica avanzada de lujo dentro de la concentración que atraviesan en Olavarría. Si bien es obvio que también entiende que entrenar con tipos así (Chapu también se puso los cortos un ratito a pesar de ya estar retirado) deja una lección fenomenal desde los conceptos y la experiencia que tienen sobre el juego, también es un aprendizaje constante el rodearse de ellos para heredar y asimilar mucho más este legado del cual estamos hablando.
Lo van a vivir todos estos jóvenes como Redivo o Fjellerup que aparecen en las fotos que ilustran la nota, pero está claro que sucede con todos: con Deck, Brussino, Vaulet, Saiz, el chico Berra que estará viviendo algo más increíble aún en estas ventanas que lo tienen bajo la lupa de Hernández, o Delía y Lapro mismos que también tienen un tiempo más prolongado dentro de los procesos de selección y saben lo valiosísimo que es compartir tiempo con la GD. Simplemente nos encontramos ante una experiencia única para los más jóvenes, en cada entrenamiento, en cada día compartido y en esos momentos que pueden marcar algo grande a futuro.
El gran capitán Scola junto con Nico Brussino (foto: Marcelo Endelli)